Cada quien sabe en dónde le aprieta el zapato





23 de octubre de 2002



“Cada quien sabe en dónde le aprieta el zapato”, no encuentro otra forma más simple de explicar las distintas reacciones que pueden ocurrir en una población, ante una situación única dada, reacciones que adoptan múltiples formas de acuerdo a los intereses afectados en cada quien.

Quizá es esto lo ocurrido una vez que se conoció quienes integrarían la opción electoral para la segunda vuelta presidencial en Ecuador. Para algunos lo que se consideraba una fortaleza perpetua, tembló; para otros la esperanza que se creía perdida, renació. Los patriarcas de la oligarquía, los corruptos que se escabullen, los oportunistas ineptos, los empresarios del robo, los callados hipócritas y los informadores insidiosos; forman el primer grupo, a quienes el imperio instaurado para sí, les tembló. Los siempre discriminados, los de la pobreza en carne propia, los del sudor en el labrado, los sensibles sinceros y los luchadores altruistas, son el segundo conjunto…aquellos que se arriesgaron por el bien común del país, se arriesgaron un 21 de enero y un él, el ganador. Los grupos de poder económico y quienes manejan al país como una marioneta (culpables de nuestro sufrimiento), están sembrando temor y desorientando las posibilidades reales de conseguir un cambio hacia el porvenir del Ecuador, un cambio hacia una sociedad más justa y equitativa, en donde todos y todas tengamos derecho a desarrollarnos integralmente. Son ellos, los del primer grupo, quienes temen perder sus acomodaciones conseguidas a costa de la explotación de la mayoría. Gutiérrez no fue un militar insurrecto o un golpista, como lo han tildado, sino un ecuatoriano patriota, valiente y sensible, que no protagonizó un acto de autoposesión, sino que evitó un derramamiento de sangre y se sumó a la lucha de un pueblo hambriento y agobiado; no olvidemos que aquel día la mayor parte de los ecuatorianos dijimos ¡basta!, mujeres, jóvenes y niños indígenas y campesinos. Es hora de repensar, de juntar esfuerzos, de unificarnos por el bien común, de quitarnos disfraces y mirar al futuro con optimismo, de no dejarnos lavar nuestras mentes. No desperdiciemos nuestro derecho a decidir y acertar, no lancemos al viento la oportunidad que tenemos de reconstruir nuestro país.


Una ciudadana sensible y consecuente



Nota de Llacta!:

Llacta! no tiene por costumbre publicar comunicaciones anónimas. Esta vez, sin embargo, hemos decidido hacer una excepción con el presente escrito, por su espontaneidad y por entender que expone el sentir de muchas personas.





 
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