El mejor aliado





Monseñor Alberto Luna Tobar, ex-obispo de Cuenca

Febrero de 2003




Artículo escrito a raíz del compromiso de apoyo a la guerra hecho por el presidente ecuatoriano en EEUU


"Ecuador será el mejor aliado de los Estados Unidos", celebrada expresión de un estratega que, después de muchos años de estudio académico, en los que alcanzó grados y láureas, consiguió también en pocos días de poder político subir al podio en el que se estriban las columnas que soportan pesos y exigencias universales.

¿Supo nuestro gobernante el significado real y la trascendencia de la frase que, apenas pronunciada, fue por todo el mundo conocida?

¿No imaginó, acaso, la íntima complacencia otorgada con ella a su primera escucha?

¿Imaginó nuestro mandatario si en esa frase respondía a un mandato del país que gobierna?

¿Cómo pudo defirnise el Ecuador como el mejor aliado estadounidense, cuando esa alinaza implica colaboración con la locura, el orgullo, la venganza y la más irrefrenada ambición? Después de no muchos años de haber estudiado en profundidad la historia ecuatoriana y en ella las duras páginas de nuestros litigios limítrofes, ?puede un especialista en estrategias castrenses pensar que el Ecuador es un país tan desmemoriado, que no recuerde con qué frialdad se nos miró cuando heridos miramos al Pentágono o la Casa Blanca y se nos cerraron puertas y pasaron páginas y jamás se nos atendió y menos aún ayudó?

¿No conoció el señor coronel presidente por sus estudios académicos y por la memoria de sus viejos soldados, cómo se nos menospreció, impidiendo respuestas solidarias del panamericanismo, para conseguir exclusivamente de América Latina el voto pronorteamericano, justificativo de la inmoral actitud guerrera del imperio yanqui en el Oriente Asiático?

Señor coronel ingeniero, presidente del Ecuador, nuestra Patria no es una opinión, no es una frase, no es materia prima de alianzas, no es recurso que cuantifica concensos. Es Patria, es conciencia solidaria, es cultura invaluable, es y debe ser, por lo menos historia indomable, inopinable. El Ecuador no puede ni debe ser aliado de los Estados Unidos y de ninguna otra potencia exterior en nada de lo que en estos instantes se pregone como "justicia infinita" para paliar venganzas de fracasados y ambiciones de culpables.

Regrese al país, señor presidente, y ponga los votos que le eligieron a construir una realidad ecuatoriana que no necesita marca extranjera, para ser social y económicamente próspera. Convoque a su pueblo a una alianza consigo mismo. Por apoyar lo extraño, no permita que sigamos empantanados, entre la náusea de lo propio y la ansiedad bulímica de lo extranjero. Los que no fuimos partidarios del actual presidente de nuestra Patria, pero aceptamos su indiscutible victoria, estuvimos seguros del triunfo del indigenado auténtico y del cansancio de la vieja política de nuestros caducos y obsoletos partidos políticos de oficio. Aliados sus votantes con los que no le elegimos pero le aceptamos triunfador, tenemos derechos para hacer una alianza, que no tenga más objetivo que exigirle al presidente del Ecuador que gobierne, que pese toda palabra, que no oficie como empleador y que recuerde con memoria imperdible que la Patria es nuestra, sin marca extranjera, sin destino extraño. Pequeño, pero soberanamente libres.







 
Llacta!    Portada |  Organizaciones |  Comunicados |  Noticias