Gobierno de Lucio divide al movimiento indígena





Marcelo Larrea

ADITAL

Quito, 12 de mayo de 2003




El Presidente Lucio Gutiérrez dedica una parte considerable de tiempo para visitar a las comunidades indígenas, pero no del brazo de sus aliados del movimiento político Pachakutik, ni de la Confederación de Nacionalidades Indígenas, CONAIE, sino de un grupo de opositores a ellos congregados en el Frente de Defensa de los Pueblos Indígenas Campesinos y Negros del Ecuador, Fedepicne.

Las visitas se caracterizan por reunir a numerosos indígenas bajo el anzuelo de la presencia del Presidente, quien asiste con regalos que van desde picos, palas, azadones y pelotas hasta una que otra computadora y libras de arroz. Exactamente de la misma forma como el ex Jefe de Estado, Gustavo Noboa, lo hizo con el propósito de dividir y debilitar al movimiento indígena, pero ahora con un elemento adicional, la promoción de nuevos líderes y una nueva organización, Fedepicne, vinculada al partido del gobierno, la Sociedad Patriótica.

En los actos públicos es común que los dirigentes de Fedepicne, en presencia de Gutiérrez, pronuncien discursos vitriólicos contra los Ministros indígenas del gobierno y promuevan su organización en desmedro de la CONAIE.

Luis Pachala, Presidente de Fedepicne, informó que Gutiérrez está cumpliendo un cronograma de trabajo en las comunidades de la sierra centro que se inició en abril y concluirá en julio en las provincias orientales de Orellana y Sucumbios.

Fedepicne, una entidad desconocida públicamente hasta la instalación del nuevo gobierno, hoy controla la Secretaría Indígena y se ha transformado en el instrumento de las políticas oficiales dirigidas a las comunidades, lo que le ha permitido extender sus operaciones a 11 provincias del país.

Las visitas presentadas como un medio para que el Presidente conozca las necesidades de los más pobres se cuestionan por su carácter asistencialista y sus efectos divisionistas por las bases de la CONAIE.

Incluso otros dirigentes de organizaciones representativas como la FENOCIN y la FEINE, observan en esta política de Gutiérrez una perspectiva divisionista.

La gestión que se realiza expresa en el fondo la limitada visión paternalista, asistencialista y filantrópica con la que Gutiérrez encara el problema de los pueblos indígenas sometidos a condiciones brutales de opresión durante 5 siglos. Así se revela la ausencia en su gobierno de una perspectiva para contribuir a superar los lacerantes problemas acumulados: la opresión social, económica y cultural de los pueblos indígenas de Ecuador en los hombros de los cuales fue posible su elección como Presidente.

Paralelamente las acciones de Lucio revelan una orientación más interesada en fraccionar al movimiento indígena que en encarar la solución de sus problemas históricos acumulados. En el último congreso de Ecuarunari, la organización de los indígenas kichuas de la sierra que conforma la mayor estructura de la CONAIE, estas prácticas de Gutiérrez fueron severamente cuestionadas y el movimiento decidió declarar su independencia política del gobierno.

Las demandas de las naciones originarias que incorporan desde la perspectiva del establecimiento de un estado plurinacional, que se establezcan claramente sus derechos, hasta la solución del secular problema de la tierra y la extirpación de todo rezago de colonialismo y racismo, no pueden ser superadas con donaciones de instrumentos de trabajo obsoletos que reproducen relaciones económicas de opresión frente al desarrollo actual de la tecnología.






 
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