Aires de libertad y de coraje... Rumiñahui: Símbolo de Nacionalidad

Oswaldo Rivera

Diario La Hora, edición digital

Quito, 1 de diciembre de 2003

 

Las personalidades de la historia imprimen características específicas de esfuerzo y razón, cuyos resultados se libran en la conciencia de los pueblos que anhelan construir un mundo mejor. La acción converge y aglutina hechos que orientan e influyen en las directrices de un saludable porvenir.

Sobre estas bases, se reconoce la personalidad de Rumiñahui, quien junto a Atahualpa es el gestor de nuestra nacionalidad y con acciones prácticas y ágiles enriqueció la historia de Quito. Por esto el Congreso de 1985 estableció el uno de diciembre como Día de Rumiñahui. Desde 1988 la ciudad capital organiza actos especiales para destacar su rebeldía.

Personalidad

El nombre de Rumiñahui que significa cara de piedra, fue apodo kichwa, mantenido por los investigadores. Seguramente la piedra era fundamental como centro numérico del incario. También el nombre de Orominabi: camino del rojo con collar fue su nombre reconocido como gran Señor. Aseguran que nació en Píllaro en calidad de descendiente de los Ati, afamados sabios y guerreros.

Rumiñahui sirvió a los ejércitos de Huayna Cápac y su energía, lealtad y discreción le llevaron a ocupar responsabilidades y cargos preponderantes en el desarrollo del incario. Fue hombre de confianza de Atahualpa y su orientador militar indiscutible. Los ejércitos a su cuidado fueron preparados con rigor y delicadeza. Dio ejemplo de disciplina, motivó con facilidad a sus colaboradores. El padre a Atahualpa escogió a Rumiñahui para "preceptor y guardián de su hijo predilecto Atahualpa.

Demostró confianza en las contingencias, aleccionó con inteligencia y valor, castigó con dureza a quienes atropellaron las leyes y disposiciones; fue complaciente en los júbilos y enérgico en el cumplimiento de los deberes.

Respetado por sus compañeros: Quisquis, Calicuchima, Zopozopangui, Quimbalumba, Nina, Razo y Razo, Tucumango y más generales, dio muestras de justicia, valentía y solidaridad. Persistió en las luchas pensando en su suelo, en los suyos y se sacrificó para honrar a sus superiores. Rebajarse ante el peligro significaba perder la confianza del pueblo. Respetó los principios sociales y de los dioses. Sobre esa base organizó sus ejércitos para la defensa de Quito después de la prisión de Atahualpa.

Participación

Por referencias de los cronistas, Rumiñahui estuvo en Cajamarca al mando de seis mil guerreros que ofuscaron a los españoles. Ahí dio muestras de respeto y acatamiento, pero luego se indignó al comprobar la codicia española decidiendo defender al Reino de Quito, manejando el recurso militar de "tierra arrasada" y las guerrillas aplicadas en Tiocajas, Ambato, Latacunga, Jalupana y Quito.

Benalcázar apoyado por los cañaris se ubicó en Alausí y en Tiocajas donde se dio el combate. El triunfo de Rumiñahui se acercaba, pero el indígena Muyu entregó noticias de la organización del ejército a Benalcázar. Los españoles situados en la laguna de Colta se sentían perdidos hasta que sobrevino la erupción del Tungurahua que les salvó. Los indígenas salieron en desbandadas; pues, pensaron que los Dioses se oponían.

Frases de Rumiñahui

El historiador oficial de la Corona Española, Antonio de Herrera, presenta a Rumiñahui como paladín de la libertad de su suelo natal. Señalar las frases de Rumiñahui al Ejército: "Las ofertas de paz de Benalcázar y de nuestros enemigos no van encaminadas sino a sacarnos el tesoro que ellos piensan que está en Quito, para apoderándose de ello hacer lo mismo de nuestras mujeres e hijos y privarnos absolutamente de la libertad, como la experiencia de Cajamarca lo ha demostrado...

Estas cosas nos muestran que por nosotros ha de pasar lo mismo con tanta afrenta y deshonras, que antes que verlas no quisiéramos ser nacidos. Y, pues que nuestras muertes han de ser a sus manos padeciendo tan cruel y terrible servidumbre, mejor es que muramos luego con sus armas y debajo de su caballo, quedándonos a lo menos este contento de haber (por la defensa de nuestros dioses, de la Patria y de la libertad) hecho nuestro deber con honradez."

Después del combate

Rumiñahui regresó a Quito, luego de honrar el cadáver de Atahualpa, arruina la ciudad, destruye los alimentos, oculta los tesoros, trata mal a las vírgenes del sol por haberse reído de él. Da muerte a algunos miembros de la familia (Quillasinga, Suquillo) por negarse a acompañarle en la lucha. De inmediato organizó el ejército, mantuvo en jaque a los españoles y se traslada a la zona de Píllaro.

En cuanto a su muerte se han creado leyendas. Para unos murió ajusticiado junto a Quimbalumba; para otros se arrojó a un peñón, quedó herido y fue hecho prisionero.

Sufrió horribles tormentos y nunca indicó el sitio donde se ocultaron los tesoros.

Se sostiene que el soldado Miguel de la Chica le ubicó en una choza y con ayuda de su compañero militar logró apresarlo. De todas manera, Rumiñahui, regó sobre su suelo aires de libertad y de coraje.

Reconocimiento

Ciudades, escuelas, colegios llevan con orgullo su nombre. En Sangolquí se levanta su escultura como símbolo de defensa y redención: ahí un móvil suspendido entre dos torres, un sol interior y otro precolombino representa la rebeldía. Es trabajo realizado por el pintor Oswaldo Guayasamín.

En este Día de Rumiñahui, el ideario indígena y mestizo, cifra un concepto más humano del defensor y prestigia la libertad de los pueblos andinos y tropicales.

Reconocer la personalidad de Rumiñahui es lección de epopeya y antorcha de ideales amalgamados con los imperativos actuales de libertad y justicia.

Su personalidad será luego clarinada de Espejo, de cientos de patriotas que nos legaron páginas de valor en defensa de la soberanía.

 

Fuente: http://www.lahora.com.ec/noticiacompleta.asp?noid=220009

 

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