La Academia Kichwa

Enrique Ayala Mora

Diario El Comercio, edición digital

Quito, 23 de enero de 2004

 

Todos sabemos que en nuestro país hay un idioma que hablan alrededor de un millón de ecuatorianos y ecuatorianas. Nuestro Castellano nacional está lleno de expresiones en esa lengua, que las pronunciamos cotidianamente. Pero conocemos muy poco sobre esta realidad que nos es tan cercana. En realidad, aunque todo el mundo sabe como se pronuncia su nombre, nadie da razón sobre como se escribe.

Quichua, Quitchua, Kichua, Kichwa, Kitchwa, son varias formas que se usan, pero pueden hallarse otras. El problema puede volverse todavía más enredado si se recuerda que ese mismo idioma se habla en otros países andinos y allí se denomina de otras maneras.

Comencemos destacando la crónica ignorancia que la mayoría mestiza del Ecuador tiene sobre el Kichwa -aceptemos esta denominación- fruto del racismo imperante. Aparte de los quichuismos del idioma diario, nada conocemos sobre su origen y riqueza cultural. Más bien despreciamos a quien lo habla, sin ver que allí está buena parte de nuestras raíces comunes. Pero, por otra parte, el hecho es que los propios indígenas ecuatorianos no han llegado a ponerse de acuerdo no solo en cómo se escribe no solo el nombre, sino todo el idioma mismo. Hay ahora una verdadera anarquía en la escritura del Kichwa, que complica su enseñanza y su preservación.

La preocupación por el Kichwa no es nueva. Desde inicios de la conquista y la colonización española varios misioneros prepararon diccionarios y gramáticas, que se usaron en la evangelización de los indígenas. Con ello contribuyeron a la preservación del idioma, pero también lograron hacer desaparecer otras lenguas aborígenes.

Cuando vino la República desde 1830, el Castellano fue el idioma oficial y el Kichwa fue proscrito, pero hubo unos pocos intelectuales que trataron de preservarlo y cultivarlo, como Luis Cordero, autor de un diccionario que se usa hasta hoy. En las últimas décadas varios lingüistas han hecho importantes contribuciones. Pero la verdad es que la lengua se ha preservado porque los indígenas la hablan como lengua materna. Su uso cotidiano es eje de la resistencia y la preservación de su cultura.

En los últimos años se ha divulgado el uso del Kichwa en la radio, se han realizado algunas publicaciones y se ha iniciado un sistema de educación bilingüe que, con limitaciones, es una importante conquista y un gran paso para el respeto de los valores indígenas y la búsqueda de la interculturalidad. La Constitución de 1998 hizo también un avance al declararla oficial, junto a otros idiomas indígenas.

Pero para que se aplique el derecho al uso y promoción de los idiomas indígenas hay todavía mucho camino que recorrer. Es vital por ejemplo, que el Estado dé paso al empleo oficial de esas lenguas en los trámites oficiales, en la justicia, la administración, las notarías, etc. También es urgente que se logre una unificación de la escritura del Kichwa, se gesten los necesarios neologismos y se coordine con los esfuerzos similares que se realizan en otros países.

Por todo lo dicho debemos recibir con gran entusiasmo el anuncio de que los directores de Educación Intercultural Bilingüe del país han constituido una Academia de la Lengua Kichwa, que asumirá la tarea de desarrollar, regular y dictar normas de uso del idioma. Esta iniciativa merece ciertamente el respaldo nacional.

 

Fuente: http://www.elcomercio.com/noticias.asp?noid=84036

 

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