De la paz armada a la guerra

René Vargas y Alexis Ponce
[Voceros del Grupo de Monitoreo de los Impactos del Plan Colombia en Ecuador]

Quincenario Tintají, nº 44

Quito, mayo de 2004

 

El yunque...

La ejecución del Plan Patriota en territorio colombiano cercano a la frontera ecuatoriana, confirma la alerta que desde el año 2000 el Grupo de Monitoreo de los Impactos del Plan Colombia emitiera públicamente al señalar que el eje Washington-Bogotá y los tres sucesivos gobiernos, cancillerías y altos mandos militares de Ecuador, buscaron a través de todos los medios el involucramiento ecuatoriano en un “desenlace regional” del conflicto interno de Colombia, asumiendo el país oficial el papel de “yunque” del “martillo estratégico” estadounidense-colombiano contra la insurgencia del país vecino.

Desde 1999 Ecuador y los otros países fronterizos con Colombia, fueron "preparados" política, militar, logística, mediática y sicológicamente para que asumieran tan grave co-responsabilidad. Venezuela y Brasil no aceptaron involucrarse debido a la enérgica defensa de su soberanía y al rechazo a cualquier tipo de intervención militar manifestado por los presidentes Hugo Chávez y Luiz Inácio "Lula" Da Silva. En el caso del Perú de Toledo y el Ecuador de Mahuad, Noboa y Gutiérrez, la injerencia fue admitida de manera progresiva y soterrada.

El martillo...

En Ecuador, la preparación de nuestro territorio en calidad de "yunque" o "pinza quirúrgica contrainsurgente", como se conoce a este tipo de operaciones en los manuales de los ejércitos del mundo, empezó con la entrega de la Base de Manta al Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos y el desplazamiento del llamado "Centro de Gravedad Estratégico" de las Fuerzas Armadas nacionales que, de la frontera sur con Perú, reorientó su prioridad a la frontera norte con Colombia, en el período 1999-2004, luego de la firma de paz con el sureño país vecino.

El involucramiento prosiguió a través de la configuración paulatina de la Estrategia Militar de Líneas Exteriores en la frontera con Colombia, y se complementó a lo largo de los últimos cinco años con la innegable presión simultánea de Washington y Bogotá (al alentar una matriz de opinión adversa a las fuerzas armadas de Ecuador por su supuesta "falta de cooperación con la lucha antiterrorista" y hasta su presunto "apoyo a las FARC").

Paralelamente, el Comando Sur otorgaba asistencia logística y operativa al alto mando militar nacional, "cooperación" que, no por mínima e indigna como los 17 mil uniformes usados donados al ejército ecuatoriano, debe dejar dudas del objetivo, que hoy se aclara con la entrada en escena del "Plan Patriota" (similar a los misiles Patriot) que reproduce las matrices operativas y semánticas del ejército estadounidense.

El yunque...

El objetivo central de las acciones mencionadas es comprometer al país en las tesis belicistas y desestabilizadoras de los gobiernos de Estados Unidos y Colombia en la región andina, y la configuración de Ecuador como un "yunque" en la retaguardia fronteriza colombiana. Es decir, se le asigna al país el rol que un día jugaron Camboya en la guerra de Vietnam y Honduras en los conflictos de El Salvador y Nicaragua. Ningún plan de guerra es espontáneo, el Plan Colombia y su nuevo rostro, el Plan Patriota, no se materializa de la noche a la mañana, sino con anticipación programada en la que participan los mandos políticos, diplomáticos y militares de toda la "zona objetivo".

De otra manera no se explicaría la sucesiva aparición, filtrada a la opinión pública a cuentagotas, de documentos relacionados a Colombia: el Convenio No. 2 del 2000 que convirtió a la base de Manta en una "FOL" (Puesto Delantero de Operaciones) del Comando Sur; el Registro Oficial "Secreto" No. 358 emitido en abril de 2003 por el actual Gobierno ("Delimitación de los Espacios Geográficos Actuales"); y la suscripción del documento "Matriz de Entendimiento" entre el Comando Sur y el Alto Mando ecuatoriano.

El martillo...

En marzo de 2003 los jefes del Comando Sur se reunieron en Miami con los jefes militares de Ecuador y Colombia para tratar, según la escasa información dada por los mandos militares de los tres países, el tema de "la seguridad regional". Sin embargo, el Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas en ese momento, general Oswaldo Jarrín, no transparentó el contenido de los compromisos asumidos en la reunión.

En el período 2003-2004 otras iniciativas precedieron y siguieron a la cita de Miami: En febrero de 2003 en Bogotá hubo un encuentro de cancilleres y militares de países vecinos con la presencia de Estados Unidos. Mientras que en Quito se efectuó una cumbre policial alentada por Washington que resolvió un "compromiso policial regional antiterrorista", asumiendo la policía ecuatoriana una alianza frontal con la agenda estadounidense, razón por la cual es la institución que más "ayuda" ha recibido en materia de "seguridad". Luego llegó al país el jefe del Comando Sur, general James Hill, quien desde la primera visita había señalado su intención: "Estados Unidos busca regionalizar el Plan Colombia".

Ninguna autoridad del Estado, civil o militar, está exenta de su responsabilidad de rendir cuentas sobre el contenido de los compromisos a los que llega en nombre del país, más aún cuando se trata de herméticas reuniones de autoridades políticas, diplomáticas y militares de Estados Unidos, Colombia y Ecuador, a cuyos contenidos la población no tiene acceso informativo; todo eso en el marco de un peligroso contexto regional de intervención atizado por la "Guerra Preventiva" de la Administración Bush en el planeta.

El yunque...

En noviembre de 2003 el experto ecuatoriano Alexei Páez anunció una tesis que hacemos nuestra: "Si Ecuador es el "yunque", deberá ser más duro y resistente que el "martillo" que golpeará desde el lado colombiano; y evidentemente Ecuador es un yunque de aluminio que tendrá que portarse brutalmente eficaz. Por eso los "derechos humanos" y el "derecho internacional humanitario" serán papel mojado ante una exigencia radical de la Seguridad, producto del involucramiento del país en un diagnóstico emitido por el eje Washington-Bogotá que no es conciliable con el diagnóstico de seguridad que tiene la sociedad ecuatoriana".

El escenario buscado por Estados Unidos y Bogotá acarreará consecuencias y malestar en nuestro pueblo y en apreciables sectores de nuestras fuerzas armadas dado que esa estrategia artificialmente asumida por presión del Comando Sur y Bogotá no se sustenta en un "sentimiento de defensa patria". Por eso será difícil que los soldados ecuatorianos participen "a gusto" en un conflicto agudizado por un tercer país que no expone la vida de sus hombres, y cuyo objetivo geoestratégico es asegurarse la presencia permanente en la región andino-amazónica, que social y políticamente presenta un cuadro convulso inédito, y posee inmensos recursos (especialmente de agua dulce, biodiversidad, oxígeno y petróleo) que Estados Unidos requiere controlar. El puente de entrada geoestratégica a la Amazonía es Bogotá. Quito y Lima se prestan a facilitar ese acceso.

La salida...

Frente a este complejo cuadro, se hace impostergable desmontar los dispositivos que permitieron el involucramiento ecuatoriano en esta estrategia regional. La acción principal debe llevarla a cabo el Congreso ecuatoriano anulando el acuerdo que permitió entregar la Base de Manta a Estados Unidos, pues fue ese acuerdo el que abrió la Caja de Pandora en Ecuador alentando la escalada progresiva de participación, hasta convertirnos en un yunque de aluminio, cuyos impactos humanos, ambientales, militares y sociales, serán irreversibles para el país entero y la región.

El justificativo para entregar la base de Manta fue la supuesta "lucha antidrogas" que, dicho sea de paso, ha fracasado. En vista de que Washington ha modificado radicalmente ese argumento que motivaba la existencia del eje de "cooperación" ecuatoriana, por el de la "guerra al terrorismo", el parlamento y el gobierno tienen en el cambio de objetivos de la Casa Blanca la justificación política, diplomática y legal para desmontar el principal componente del involucramiento de Ecuador en la vorágine bélica. El país tiene ahí el argumento preciso para responder, como otros países del mundo están respondiendo a la equivocada estrategia belicista estadounidense, deshaciendo acuerdos como lo hizo España, asumiendo primero la vida y seguridad de sus pueblos, y promoviendo salidas de paz que Washington no puede asumir debido a la ceguera de sus actuales líderes.

El Congreso está en deuda con el país al haberse 'lavado las manos' en 1999 cuando dejó pasar la aprobación del convenio de la base de Manta mientras mantenía una mayoría similar a la actual: socialcristiana. El presidente, el canciller y el alto mando militar deberían hacer públicos los documentos reservados de los distintos acuerdos con Estados Unidos y Colombia en relación al tema. Del escenario de líneas exteriores (preparación del Yunque) en la frontera con Colombia, al teatro de operaciones (participación real en el conflicto) hay apenas un paso, y eso está obligado a saberlo un militar como Lucio Gutiérrez.

 

[fuente]
http://www.tintaji.org/modules.php?name=News&file=article&sid=979

 

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