El Quincenario Tintají: dos años releyendo la historia

Quincenario Tintají

Quito, 10 de junio de 2004

 

El 3 de junio Humanizarte se vio desbordado por el público durante el festejo por los dos años de Tintají.

Cada vez que la gente escucha hablar de periódicos que dan la voz a los movimientos sociales, que buscan sacar a luz las sombras del poder o que intentan una mirada desde el progresismo, piensa en un gran aburrimiento.

Hasta hace algún tiempo hablar de ese tipo de periódicos era también apuesta segura al panfleto, a la opinión partidaria única y a un periodismo de baja calidad.

Por diversas vías y por distintos motivos, Tintají fue abriendo el debate sobre diversos temas que hacen la política, la economía, la sociedad y la cultura de Quito y de Ecuador.

Es un espacio desde el progresismo, desde los movimientos sociales que construyen Ecuador, un espacio desde la gente, por la unidad de los sectores que buscan un país mejor, pero no es ni será un periódico partidario. No es ni será un periódico panfletario.

Fue Girardoux el que dijo: "lo importante es el estilo, las ideas llegarán después". Y fue Sartre el que le contestó "pero las ideas no llegaron". Para Tintají las ideas van acompañadas del estilo. El objetivo de dar la voz a los sin voz, de apostar a la participación de la gente en la construcción de su propia voz, de escudriñar en las zonas oscuras del poder, de analizar la realidad y romperla para entregarla al lector, solo se puede lograr si se unen estilo e ideas. Si se apuesta al debate franco sin temores, si se abre espacio para la crítica, si se manejan fuentes, si se hace opinión con fundamento, si se analiza contextualizando.

La diferencia substancial entre un científico y un periodista, reside en que el científico prescinde del sujeto mientras que el periodista lo toma como protagonista ineludible de la realidad. Un periodista es un testimoniador de la vida. Pero ese testimoniador de la vida, antes de escribir un artículo, debe reflexionar sobre lo que está diciendo. Debe confrontar opiniones, debe dar información y contextualizar esa opinión sin tergiversar los hechos.

Es necesario dejar de lado el espectáculo para entregar al lector historias contadas desde ángulos humanos, desde la cotidianidad que, está muy lejos de los decires oficiales. Y debe hacerlo, poniendo en práctica toda la vida del lenguaje, desmenuzando la realidad para entregarla con creatividad. Así, quienes lean dejarán de sentir esa realidad como parte de un mundo lejano. Marguerite Duras dijo cierta vez que "no hay periodismo sin moral. Todo periodista es un moralista. Es absolutamente inevitable. Un periodista es alguien que mira el mundo, que lo vigila cada día desde muy cerca, que lo ofrece para que se vea. No puede llevar a cabo ese trabajo y a la vez no juzgar lo que ve. Es imposible".

El decir de Duras no involucra a todos los periodistas del mundo, sino a cierta parte de ellos, pero sobre todo define lo que busca ser Tintají. En la última entrevista que los corresponsales de prensa extranjera tuvieron con Lucio Gutiérrez, éste dejó entrever que en Carondelet, a pesar de las duras críticas que realiza el periódico al gobierno, se leen quincena a quincena los análisis de Tintají porque saben de la trascendencia que tienen en muchos sectores. Algo similar ocurre con muchos legisladores en el Congreso, en muchas organizaciones sociales y organizaciones no gubernamentales, en universidades, en partidos políticos, en el medio cultural, en los medios de comunicación (algunos hasta nos estudian), etc.

Muchos/as quieren saber que dice Tintají, porque saben que no hemos adelantado a muchos hechos. A nivel internacional también reconocen al quincenario como una de las voces libres del país, y eso quedó demostrado ante las amenazas sufridas el año pasado. En estos dos años, el periódico se ha ganada un espacio en la prensa ecuatoriana, está totalmente consolidado y diversas empresas, universidades, organizaciones no gubernamentales, están confiando en su llegada y su repercusión colocando publicidad en sus páginas. Lamentablemente, los organismos estatales, que deberían ser equitativos en la distribución de la publicidad, pues es pagada por todos los ecuatorinos/as, tratan de ningunear a Tintají. El Municipio dentro de la gran cantidad de dinero que gasta en promoción colocó tres publicidades en el periódico y después sus funcionarios se han escondido sistemáticamente. Algo similar ocurre con la Prefectura de Pichincha. Imaginen que si ocurre eso con dos gobiernos locales supuestamente progresistas y supuestamente equitativos qué ocurrirá con la publicidad del gobierno central. No es necesario mencionarlo. Un diputado está trabajando un proyecto de ley para que la publicidad estatal se reparta en forma equitativa y deje de ser factor de presión, y así tener una norma legal como existe en otros países no muy lejanos. Esa lucha por democratizar la publicidad del estado, será dada por Tintají junto a decenas de medios de comunicación alternativos, independientes o como se les quiera llamar. Ya tendremos novedades.

Ernesto Sábato dijo cierta vez que "la vida es una novela que se escribe en borrador y no se puede corregir". Gonzalo de Freitas, un gran periodista de este continente le agregó: "No se puede corregir pero se puede releer". Con Tintají estamos releyendo la historia.

 

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