Ecuador en el abismo

Grace Jaramillo

Diario El Comercio, edición digital

Quito, 13 de diciembre de 2004

 

El Ecuador acaba de cambiar una institucionalidad mala (o deficiente) por la no institucionalidad, en donde la única lógica es el clientelismo político y la apropiación del poder en nombre del poder.

Una dictadura "legal" o legalizada por unos pocos, cuya única lógica es arrebatar el poder a unos a favor de otros y en donde el Presidente de la República es únicamente el comodín prestado para un juego de gran escala. La parodia de "salvar" a este país de un oligarca y pasarlo a manos de otros de la misma o peor especie, solo lo creen unos pocos. El cambio sucedido en las cortes, el Tribunal Constitucional y el Tribunal Electoral son solo una parte del eslabón de una cadena más grande: desmontar toda la estructura legal y política del Ecuador de los últimos años, despojar de las líneas de acción y poder no solo a los partidos políticos tradicionales, sino también despojar a quienes tenían el poder ya sea por méritos, conocimiento o legitimidad ganada y en este movimiento se incluye a Pachakutik y a la Conaie.

Pues lo han logrado. Sociedad Patriótica ha desmontado la poca efectividad que tenían las entidades del Estado para llenarlas de pipones. Han creado 14 instituciones estatales más, han copado y cooptado la mayor parte de puestos gubernamentales -aun los más técnicos como Cancillería- el Estado está empezando a desmayar de ineficiencia y piponazgo, a la voz de "la mediocracia al poder". Las cortes serán un refugio más de este movimiento por la pauperización del Estado, esta vez, a cargo del PRE y del Prian, profesionales en apadrinar "jueces" con dudosa trayectoria profesional y, por supuesto, decenas de sus vasallos.

¿No es hora de decir basta a toda esta revolución que ha rebasado nuestra capacidad de reacción? ¿No es hora de desmantelar esta cortina de humo, llena de mentiras y escándalos convertida en estrategia de reforma política? Mientras el Estado se desmontaba en términos de legalidad y eficiencia; mientras el Conam se llenaba de pipones, incapaces de tramitar ni un solo préstamo internacional, la estrategia de relaciones públicas convertía fantasías en realidades. Los medios de comunicación han sido rebasados por la vorágine de escándalos nunca suficientemente explicados, nadie dijo nada en su momento (casos del Banco del Estado, de Cancillería, del Ministerio del Ambiente, de Petroecuador). Aun el viejo lobo de la política, León Febres Cordero, se perdió en medio de la debacle. Aun el movimiento indígena, otrora siempre atento, se perdió en la trampa que denominaron ellos TLC y no LFC, para parafrasear un título de César Montúfar.

Hemos caído en el fondo del abismo. Y el único camino posible es entender una vez más que esto no es un problema de personas, sino de procesos. Que nuestra democracia debe crecer entendiendo al país y no de espaldas a él. Que partidos políticos mayoritarios como el Socialcristiano, la Izquierda Democrática y Pachakutik deben tender puentes entre ellos mismos y con los demás. Que estos partidos deben jubilar a sus caudillos y empezar un proceso de renovación, única vía para reconstruir la institucionalidad perdida sin repetir los excesos del pasado. Que los jóvenes debemos salir a las calles a demandar respeto y no quedarnos en casa vacíos y sin norte. Que la estructura de justicia es el pilar sobre el que descansa la democracia, y que éste pilar no puede seguir edificándose en el filo de un abismo. Los ecuatorianos no tenemos mucho tiempo para repensar nuestra historia, de lo contrario estaremos enlistándonos todos en el cuarto mundo.

 

[fuente]
http://www.elcomercio.com/noticias.asp?noid=111880

 

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