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¿Ortodoxos por necesidad o por necedad?

Alberto Acosta

La Insignia

Quito, 11 de mayo de 2005

No hace mucho, Mauricio Pozo, ex embajador del coronel Lucio Gutiérrez en Washington, se declaraba ortodoxo por necesidad en las páginas del Diario Hoy. En su columna le escaseaba tinta para magnificar los logros de su manejo macroeconómico ortodoxo, conservador y prudente (OCP), y por igual le faltaba lengua para tal fin cuando era ministro de Economía del coronel.

Lamentablemente para él y para los otros economistas OCP, pero sobre todo para el país, los resultados económicos no son tan estables, ni tan sólidos como los pintan. Más allá de algunas ridículas apreciaciones que dicen que el Ecuador tendría blindada su economía con la dolarización y algunas afirmaciones ligeras de que ya se habría conseguido la estabilidad macroeconómica, confundiéndola sólo con una baja inflación, es fácil demostrar la fragilidad de la economía. La misma que no estaría por aparecer recién ahora -como pretenden hacer creer algunos OCP- por efecto de la decisión de Rafael Correa, ministro de Economía, de introducir el sentido común en la política económica, sobre una sólida base ética que priorice el ser humano antes que las demandas del capital financiero.

La reducción de la inflación a niveles internacionales no es logro del coronel, como repetía cual lora este prófugo personaje. Ni siquiera resultado del manejo OCP. Es el fruto de haber sacrificado la política monetaria y cambiaria vía dolarización, así como de la recesión derivada de la austeridad fiscal para atender en demasía el servicio de la deuda pública, con la que se acelera más aún el deterioro de gran parte del aparato productivo. A esto se suma la ausencia de crecimiento sostenido en las últimas décadas, exactamente desde que se practican los programas de estabilización y las políticas OCP de inspiración fondomonetarista. Situación agravada en la actualidad, cuando el Ecuador disfruta de un escenario internacional irrepetible: elevado precio del petróleo, enormes remesas de los y las emigrantes, bajas tasas de interés en el mercado financiero internacional y, como complemento adicional, depreciación del dólar.

En este contexto "la estrategia de reformas -como afirma Joseph Stglitz, Premio Nobel de Economía- que prometió una prosperidad sin precedentes ha fracasado de una manera casi sin precedentes. Los resultados han sido peores de lo que muchos de sus críticos temían: para gran parte de la región (América Latina, NdA), la reforma no sólo no ha generado crecimiento, sino que, además, por lo menos en algunos lugares, ha contribuido a aumentar la desigualdad y la pobreza". Fracaso que los OCP, por su redomado fundamentalismo, explicarán porque aún faltan reformas...

Si ese es el resultado del manejo OCP, defender su necesidad mas parece una necedad... ¿No será que está en juego la complicidad con el capital financiero internacional y los organismos multilaterales de crédito, en donde pretenden jubilarse algunos de los economistas OCP? Bien sabemos que estas políticas OCP atienden las demandas de los acreedores de la deuda externa y adecuan nuestras economías a los impulsos de la nueva división transnacional del trabajo. Para todo esto, las estrategias OCP si que son una necesidad, aún cuando para el desarrollo nacional resulten una necedad.

[fuente]
http://www.lainsignia.org/2005/mayo/ibe_033.htm

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