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Cambio climático: Más allá de lo Ambiental

Edgar Isch López (ex Ministro de Ambiente de Ecuador)

PorLaLibre

Quito, 28 de octubre de 2005

El experto estadounidense Robert Watson señaló en 2004 que la alteración del clima no es un problema de ambiente sino de desarrollo, pues amenaza con aumentar la pobreza, el hambre, las enfermedades, y afecta la seguridad nacional, regional e internacional y añadió que los principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero son países industrializados, y los más afectados son países en desarrollo.

Precisamente es el modelo de desarrollo el que produce cambios que son superiores a los que de manera natural se habrían producido en los últimos 500 mil años, porque se ha creído que desarrollo es sinónimo de crecimiento económico sin considerar otros factores y menos aún que el crecimiento económico, aunque exista, puede significar daño a la calidad de vida de las mayorías. Tómese en cuenta el caso del Ecuador, en el que a pesar de tener crecimiento del PIB, simultáneamente crece la pobreza. Esa es una constatación que se presenta también en la economía mundial.

Si el crecimiento de la producción es el único aspecto que importa en esta perspectiva del desarrollo, es porque ese crecimiento se traduce en la generación del lucro privado, motor de la economía según los neoliberales. Muchos son los casos en los que ese interés privado destruye la vida social. Veamos unos pocos:

Topemos el caso del Ecuador, en el que los conflictos ambientales existentes son, en gran medida, conflictos ligados a la apropiación de los recursos naturales. La destrucción de manglares para construir camaroneras (60% de las cuales fueron siempre ilegales); la deforestación en bosques nativos para beneficio de las madereras o para convertir esas áreas en plantaciones de palma; el caso de Texaco, causante de uno de los mayores desastres ambientales a nivel mundial, que prefirió ahorrarse formas de protección ambiental para incrementar sus ganancias, y tantos otros casos.

La empresa por encima de la naturaleza. El principio capitalista de poner por delante a los intereses privados, hace que capitalismo y protección ambiental sean opuestos y que sin estados fuertes, que impongan una lógica de desarrollo distinto, nada de beneficio social se logrará. Lo mismo puede decirse de la guerra, área de la economía imperialista que no ha entrado en crisis cuando las demás veían caer sus acciones.

Como se ve, la acumulación de capitales llega a casos absurdos. Tal vez el caso más descarado es el que describe Naomi Klein: En enero, Condoleezza Rice describió al tsunami, como una maravillosa oportunidad que ha pagado grandes dividendos para nosotros... Un grupo llamado Thailand Tsunami Survivors and Supporters dice que para los políticos negociantes, el tsunami era la respuesta a sus oraciones, ya que literalmente barrió estas áreas costeras de las comunidades que habían previamente paralizado sus planes turísticos, hoteles, casinos y sus granjas de gambas. Para ellos, todo esta área costera era ahora tierra abierta!.

Estados Unidos y el Protocolo de Kioto

Desde el gobierno norteamericano de manera continua se negó la gravedad de la situación climática y del hecho de que alrededor del 25% del total de los gases de efecto invernadero que se arrojan a la atmósfera proviene de ese país. La situación cambió a inicios del año pasado cuando se conoció el informe del Pentágono que señaló que el cambio climático podría darse de forma abrupta en un futuro inmediato y que esto traería consecuencias que amenazarían la seguridad de los Estados Unidos. El informe, realizado por dos "futuristas y estrategas de negocios", no tiene que ver mucho con la ciencia sino con los intereses comerciales.

En diciembre pasado, en la 10 Conferencia Mundial sobre Cambio Climático (COP 10) realizada en Buenos Aires, las críticas llovieron sobre la negativa de Estados Unidos a firmar el Protocolo de Kioto, al que incluso calificó de político. Harlam Watson, representante norteamericano señaló: Estamos dispuestos a seguir trabajando y cooperando con otros países, el sector privado y las organizaciones no gubernamentales para alcanzar nuestros objetivos, pero siempre preservando el desarrollo económico. Y mientras pongan como principal el desarrollo económico no tomarán las medidas necesarias para cambiar la situación porque, de acuerdo a sus estimaciones, porque consideran que aplicar los señalamientos del Protocolo de Kioto es muy costoso para los empresarios. Con ese criterio, entre 1990 y 2000 en lugar de reducir emisiones en un 7% anual (entre 1990 y 2000) como se acordó en el Protocolo, Estados Unidos tuvo un aumento de 14% en el año 2000 y una pequeña baja en 2002.

Aunque en Europa se plantean las cosas de manera distinta, el contenido de fondo es el mismo. Unos pocos datos, pero suficientes para demostrarlo:

Podríamos seguir, pero la conclusión sería la misma: no sólo el gobierno de Estados Unidos es contrario a una protección ambiental real, sino que esa es la característica de la gran empresa capitalista y de todos los gobiernos que la representan, mucho más si se trata de estados imperialistas que contaminan y se apropian de los recursos de la tierra.

[fuente]
http://www.ongcidets.cl/porlalibre/globoart3.html

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