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El futuro ecuatoriano a la luz del TLC

René Báez

Agencia Latinoamericana de Información (ALAI)

Quito, 17 de noviembre de 2005

En esta vuelta de siglo el panorama económico-político internacional se singulariza por dos grandes procesos: la constitución del poder unipolar de los Estados Unidos y la integración de grandes bloques bajo comando de las potencias industrializadas (TLCAN-CAFTA, Unión Europea, ASEAN).

Más allá de sus cristalizaciones específicas, ambos procesos apuntan a una creciente "marginalización del Sur" (aunque también de vastos contingentes poblacionales en los propios niveles centrales del sistema, conforme evidencian recientes acontecimientos en los propios Estados Unidos y Francia).

La aludida marginalización se origina, a su vez, en dos tendencias generales de la economía internacional contemporánea.

La primera de ellas relacionada con la nueva ola de innovaciones tecnológicas originada en los Estados Unidos, la Unión Europea y el Japón: robótica, nuevos materiales, informática, comunicaciones, exploración de fondos submarinos, microtecnología, biotecnología. Cambios tecnológicos que se orientan a sustituir la base productiva anterior -la denominada base fordista- con la consecuencia de institucionalizar y extender la exclusión de la mano de obra y que, en cuanto concierne específicamente a los países periféricos, está resultando en una desvalorización de sus exportaciones primarias (salvo el petróleo).

La segunda tendencia tiene que ver con el estrangulamiento financiero tercermundista, y latinoamericano en particular, derivado de una astronómica deuda externa y de otras retribuciones al capital transnacional. Pagos que en su conjunto y ligados a las pérdidas comerciales han venido a galvanizar un estatuto de rampante neocolonialismo que se reproduce y profundiza al tenor de las políticas impuestas por el capital financiero internacional a través de entidades como la OMC, el FMI, el Banco Mundial, el BID.

El desenvolvimiento de la socioeconomía ecuatoriana en el futuro previsible no podrá soslayar el contexto lacónicamente descrito. Aún más, la eventual firma del Tratado de "Libre Comercio" con Estados Unidos radicalizaría el impacto de las tendencias descritas.

Una crisis por partida triple

El Ecuador está amaneciendo al siglo XXI envuelto en tres crisis simultáneas: la crisis de su capitalismo "tardío" y subalterno, el agotamiento de una mal aplicada estrategia desarrolllista-intervencionista y la fomentada por un neoliberalismo esquizofrénico cuya "explosión" en l999 agudizó la inveterada vulnerabilidad de nuestra socioeconomía.

La crisis estructural del capitalismo ecuatoriano se verifica en la persistencia e incluso agravamiento de problemas como los siguientes: a) baja productividad de la mano de obra y consiguiente baja generación de recursos capitalizables (el país ocupa uno de los últimos lugares en productividad a escala del continente), b) elevadas transferencias al exterior de tales recursos (el año 2004 aproximadamente la mitad de los ingresos ordinarios del presupuesto fueron destinados al servicio de la deuda externa-interna), y c) usos irracionales de los fondos capitalizables remanentes (consumo suntuario, excesivos gastos militares, operaciones especulativas).

El fracaso de la estrategia fondomonetarista-bancomundialista como medio de asegurar la estabilidad y el crecimiento amerita algún desglose.

El agotamiento de la estrategia desarrollista-intervencionista predominante en los años 70 -sustentada en las palancas de la renta petrolera, las inversiones y el crédito externo, el gasto público y la equívocamente denominada "industrialización sustitutiva"- se expresó en un cúmulo de desequilibrios externos y fiscales que, a la par que marcó la interrupción del tenue proyecto de capitalismo nacional autónomo impulsado por el gobierno de Rodríguez Lara y la tecnocracia de la época, condujo a la moratoria y la "sucretización" durante la administración del demócrata cristiano Osvaldo Hurtado, decisiones que hipotecaron las finanzas públicas y, a la postre, colocaron al país en la ruta del monetarismo y la reestructuración subordinada.

La sistemática imposición de la estrategia liberal puede explicarse por tres factores concretos: a) el intento de las distintas administraciones -desde la de Hurtado hasta la del renegado del nacionalismo, Alfredo Palacio- por superar la crisis apelando a las reglas del mercado y la acumulación privada en obediencia a la presión generalizada de grupos locales de presión económica; b) el interés del capital financiero internacional por una explotación intensiva de los países periféricos mediante la desprotección de los recursos naturales y la mano de obra; y c) la debilidad organizativa y política de los contingentes laborales y populares. Conforme se apuntó arriba, en el Ecuador, igual que en el resto de América Latina, la práctica del liberalismo se ha desarrollado bajo una modalidad ambigua -auténticamente esquizofrénica-, es decir, Estado máximo para los grupos financieros y empresariales y Estado mínimo para los pobres.

El liberalismo esquizofrénico y el hundimiento ecuatoriano

La recurrente instrumentación de la estrategia liberal ha venido a exacerbar viejas y negativas tendencias de nuestra socioeconomía, a la par que ha generado otras del mismo signo desfavorable.

Aludimos específicamente a:

En suma, el TLC convertiría al Ecuador en un "Estado fallido". ¿Fundar esa caricatura de Estado será el honor con que quiere registrar su nombre en la historia el médico Alfredo Palacio?

[fuente]
http://alainet.org/active/9792&lang=es

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