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TLC, tratado o imposición

René Maugé

Diario El Comercio, edición digital

Quito, 3 de abril de 2006

Se ha dicho con mucha insistencia que los desafíos de la globalización hay que convertirlos en oportunidades del mañana. Una de las facetas de la globalización en nuestra región constituye el TLC, variante de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alca), que se negocia de manera asimétrica entre nuestro país y los Estados Unidos, lo que hace prever que dicho tratado será una gran oportunidad para las grandes corporaciones trasnacionales y no para nuestros pueblos.

Esta no es una conclusión arbitraria, sino la percepción del hecho cierto, a partir de la propuesta de los negociadores estadounidenses para que el Ecuador acepte una cuota de importación de 28 mil toneladas de arroz proveniente de Estados Unidos, lo que sería una catástrofe para los agricultores ecuatorianos que a más de las consecuencias del fenómeno de las inundaciones, se verían afectados por una competencia desleal, sin contar con las presiones que se derivan de las últimas reformas a la Ley de Didrocarburos.

El TLC, se inscribe dentro de aquellos tratados que abarcan un conjunto de problemas o asuntos de importancia considerables y que tendrán enorme incidencia en la vida de las presentes y futuras generaciones.

Un tratado cuyos temas negociados han tenido poca o casi ninguna información detallada a la ciudadanía, por lo que a merecido el rechazo mayoritario de la población y ha sido causa de paros y movilizaciones nacionales.

Inicialmente, el TLC se presentó a los ojos de los gobernantes y de los pueblos del continente, como una asociación para impulsar el comercio, el desarrollo socioeconómico, tecnológico y cultural y la integración complementaria de economías.

En la medida que avanzaron las negociaciones el TLC más se asemeja a un tratado en el que se consagra la victoria de uno de los bandos para perpetuar el dominio económico a costa de más pobreza, desocupación y atraso de la contraparte.

¿Cómo entender que se presione a nuestros países a la supresión de subsidios y EE.UU. continúa subsidiando? ¿Puede el arrocero ecuatoriano competir con el agricultor de América del Norte que recibe un subsidio de entre 16 y 20 000 dólares anuales? En este caso, el más competitivo por lógica es el subsidiado. Lo sucedido en la mesa de negociación agrícola no sólo plantea para el país la liquidación de su mercado interno en la producción arrocera, sino la pérdida de tradicionales compradores como Colombia y otros países sudamericanos.

El TLC no es un tratado más, se inscribe dentro de aquellos tratados internacionales que están llamados a marcar el curso de los acontecimientos y la vida de los pueblos por un largo período histórico. Por su contenido el TLC es un acuerdo económico, por su naturaleza y repercusiones tiene un carácter eminentemente político. Ha llegado el momento de abrir bien los ojos, no vivir de metáforas e ilusiones, sino mirar la verdad de nuevas realidades geopolíticas.

[fuente]
http://www.elcomercio.com/noticia.asp?id=34239&seccion=1

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