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Transgénicos: Inseguridad alimentaria

Teodoro Vinueza Pinos

Agencia Latinoamericana de Información (ALAI)

Quito, 4 de septiembre de 2006

Conocemos como organismos genéticamente modificados (O.G.M.) a la introducción de genes ajenos, de microorganismos, plantas y animales a otros organismos totalmente distintos. Cuando se añade genes ajenos a un organismo, este adquiere las características del gen introducido. De esta forma se transfiere el material genético de un organismo a otro, saltándose las barreras sexuales y asexuales naturales. En la técnica de la ingeniería genética, se corta la cadena de ADN al azar, o en un lugar determinado y se identifica el gen que se desea introducir en el llamado organismo huésped. A este gen se lo multiplica y se lo pega en el ADN de otro organismo. Parece un procedimiento sencillo, pero hay un problema, y es que los genes introducidos no funcionan en las células del organismo que los recibe, porque es tratado como un gen extraño. Para que esto no suceda, se introduce un promotor, para que las células del organismo lo reconozcan. La mayoría de cultivos transgénicos comercializados a gran escala utilizan un promotor viral. Al utilizar un virus como promotor, este se introduce en la célula y lo parasita. Este virus integra su información genética en el ADN de la célula huésped, después este virus se multiplica e infecta a las demás células multiplicándose incontrolablemente. Todo esto es posible debido a la evolución como promotores muy potentes.

Dan órdenes muy potentes a la célula parasitada para que esta lea constantemente el gen viral y produzca la proteína viral. Se obtiene entonces una nueva combinación genética llamada construcción. El problema que se presenta en esta combinación genética, es que no se puede parar ni apagar en ningún momento la expresión del gen introducido en la planta. La planta pierde el control en la expresión de este gen, aún cuando el resultado sea que la planta pierda su vitalidad a su capacidad de crecer.

En relación a la resistencia a los antibióticos de las personas se debe a la eficiente transferencia horizontal de genes de resistencia entre bacterias, algunos de estos genes de resistencia se usan en la construcción de organismos transgénicos. Para esto se ha usado aquellos antibióticos que ya no son empleados como medicamento humano, porque hay cepas de bacterias infecciosas con resistencia a la misma, por ejemplo la penicilina G, la misma que es usada en el maíz transgénico de Novartis. Este maíz produce una enzima la penicilinaza, que degrada penicilinas. Sin embargo, una mutación en el gen es capaz de inactivar la acción de otros grupos de antibióticos: Las cefalosforinas. Este grupo de antibióticos son recetados en una serie de infecciones, acarreando un grave problema en la salud pública, además de los casos de alergias que se presenta por el consumo de alimentos transgénicos. La ingeniería genética amenaza la soberanía alimentaria de los países del sur, porque las grandes transnacionales están tomando el control de toda la cadena alimentaria. El uso de esta nueva tecnología significa que los agricultores pierdan el control sobre las semillas, el primer eslabón de la cadena alimentaria. No pueden continuar con su tradición ancestral de guardar e intercambiar semillas de una cosecha a otra, sino que están obligados a comprarla cada año, y los paquetes tecnológicos diseñados por las transnacionales, no incluyen solamente semillas, sino también, todos los insumos necesarios para la producción agrícola: herbicidas, insecticidas, fertilizantes, creando una peligrosa relación de dependencia de insumos externos, por lo tanto las transnacionales tendrán el control de los agricultores y de los alimentos que producen. Frente a todos estos riesgos de los organismos transgénicos, algunos países se han declarado libres de transgénicos y han incluido en sus legislaciones prohibiciones y han establecido etiquetado obligatorio y de esta forma impedir el engaño y que estemos conscientes que sí consumimos estos productos modificados genéticamente. Ahora la materia prima para elaborar las fórmulas para lactantes y alimentos infantiles deberán ser de calidad óptima y no se someterán a tratamientos físicos o químicos en sustitución de buenas prácticas de fabricación, estos productos y sus componentes no deberán haber sido tratados con radiaciones ionizantes y ni haber sido modificados por medio de biotecnología de manipulación transgénica, garantizando una alimentación saludable a nuestra población vulnerable.

En el art. 89 literal 3 de la Constitución Política del Ecuador, establece: El Estado tomará medidas orientadas a la consecución de los siguientes objetivos... 3. Regular bajo estrictas normas de bioseguridad, la propagación en el medio ambiente, la experimentación, el uso, la comercialización y la importación de organismo genéticamente modificados.

En el art. 91, reconoce el principio de precaución como un mecanismo para la toma de decisiones para la protección ambiental y reparación de daños. Recordemos el fallo del Tribunal Constitucional del Ecuador del 15 de marzo del 2001, de un recurso de Amparo Constitucional en contra de una importación de soya transgénica proveniente de EEUU.

La demanda se basó en la defensa del ejercicio del principio de precaución, el principio de consentimiento y el principio de la debida información, el Tribunal decidió suspender la naturalización de la pasta de soya, su comercialización y el arribo del cargamento restante.

Ante el descubrimiento de que se estaba distribuyendo transgénicos en programas de ayuda alimentaria. El Ministro de Bienestar Social mediante el oficio Nº 671-5GMbs-01 dirigido a los representantes del programa mundial de alimentos, Hannah Laufer, luego de la denuncia de que en dos de sus programas se utilizaba ingredientes transgénicos se solicita:

En el numeral 4 del informe sobre el acuerdo entre el gobierno de los EEUU de América y el gobierno del Ecuador, para la donación de productos agrícolas bajo el decreto de Alimentos para el Progreso (2 Julio / 2002), la Comisión Especial Permanente de Asuntos Internacionales y Defensa Nacional expresa su preocupación y recomienda al Ministerio de Relaciones Exteriores y a los organismos o entidades beneficiarios de esta donación, que durante la ejecución del Acuerdo, se supervise, que dichos alimentos no sean transgénicos o genéticamente modificados.

Debemos de proteger nuestra biodiversidad, el Ecuador es un centro de mega biodiversidad y la biodiversidad es un recurso estratégico que se debe cuidar, la mayoría de los cultivos que han sido manipulados genéticamente tienen su centro de origen o de diversidad en el Ecuador. Entre ellos se incluye el maíz, el algodón, la papa, el tabaco, el tomate, la papaya, etc. Estos parientes silvestres han sido utilizados en programas de mejoramiento genético convencional y de ellos podría depender el futuro de la agricultura del siglo XXI, defendamos nuestra alimentación y nutrición con productos y alimentos naturales, y no permitamos la introducción de transgénicos, que dañan la salud de nuestro pueblo y del sector más vulnerable como es la niñez y adolescencia.

El Ecuador no necesita de organismo transgénicos para solucionar sus problemas, para mejorar las condiciones del sector agropecuario o para asegurar la alimentación de la población. El declarar al país libre de transgénicos a través de una moratoria, permitirá cumplir con las disposiciones legales existentes en el país, así como aquellas adquiridas por el Ecuador en convenios y acuerdos internacionales. (Acción Ecológica)

[nota sobre el autor]
Dr. Teodoro Vinueza Pinos, Médico Tratante del MEC, Secretario Nacional del Frente Nacional por la Salud de los Pueblos (FNSP), Guayaquil - Ecuador.

[fuente]
http://alainet.org/active/13178

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