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Multimillonario a la compra de la Presidencia

Eduardo Tamayo

Agencia Latinoamerica de Información (ALAI)

Quito, 9 de noviembre de 2006

Si muchos creen que con los gobiernos de Febres Cordero, Durán Ballén, Bucaram, Mahuad o Gutiérrez, el Ecuador ya ha tenido suficiente de corrupción, arbitrariedad y neoliberalismo, se equivocan. Ahora hay que prepararse para lo peor si llegase a entrar al Palacio de Gobierno el magnate bananero Alvaro Noboa Pontón, luego de las elecciones del próximo 26 de noviembre.

Noboa representa la mayor amenaza para el Ecuador desde que el país retornó a la democracia formal en 1979. Esto no es una exageración: si gana Noboa, concentraría en su persona todo el poder político y económico. Estaría bajo su mando el Ejecutivo, tendría mayoría en el Congreso, captaría los organismos de control y el Sistema de Rentas Internas, varios organismos seccionales, etc. No solo se implantaría un régimen autoritario y se perseguiría cualquier manifestación de oposición, a la prensa y a los movimientos sociales sino que se implantaría una política económica monopólica y ultraliberal para favorecer a sus empresas y al capital transnacional. El país pasaría a engrosar la lista de gobiernos alineados con Estados Unidos en la región, se impondría por la fuerza el Tratado de Libre Comercio y los estadounidenses se quedarían indefinidamente en la base de Manta. En pocas palabras, el Ecuador de Noboa sería una hacienda bananera con un patrón que impone su arbitraria voluntad, secundado por un séquito de capataces, guardaespaldas y obsecuentes servidores.

Dudosos procedimientos

Rastrear la vida de Noboa Pontón resulta interesante para conocer no solo las motivaciones personales del potentado, sino, sobre todo, el proyecto plutocrático que pretende implantar en el país. Con una fortuna que se acerca a los mil millones de dólares es el hombre más rico del país y se codea con los supermillonarios de América Latina como el mexicano Carlos Slim, el venezolano Gustavo Cisneros, el brasileño Roberto Marinho o el colombiano Julio Mario Santo Domingo.

Noboa Pontón no generó su fortuna sino que la heredó de su padre Luis Noboa Naranjo, quien llegó a poseer 1.200 millones de dólares gracias al tutelaje y los subsidios del Estado [1]. En la disputa de la jugosa herencia, Alvaro utilizó cuestionables procedimientos, llegando a pedir que se le declarara loco a su padre y querellándose con sus hermanos y su madrastra, Mercedes Santistevan. Noboa Naranjo, en su testamento, dejó el 48% de sus bienes a su segunda esposa, Mercedes Santistevan, el 48% a sus 6 hijos de su primera mujer y el 4 por ciento en un fideicomiso, que debía ser manejado por la viuda hasta su muerte y luego entregado a sus hijas Isabel y María Elena y a su nieto Luis, que estaba llamado a ser el administrador del imperio.

Alvarito - como le decía su padre- al enterarse del testamento interpuso en Nueva York un recurso legal para anularlo, argumentando que su padre no estaba en pleno uso de sus facultades mentales y que fue inducido a firmarlo. Las cortes habrían ordenado un examen mental de Noboa y al comprobar su cordura desecharon la demanda. Alvaro negó en una entrevista este episodio y acusó a la señora Santistevan de difundirlo como rumor. En todo caso el testamento, quedó firmado en Nueva York, y a la muerte de Noboa debió abrirse en Ecuador. El sobre que lo contenía fue rasgado misteriosamente, y al llegar a Ecuador nunca se abrió oficialmente porque Alvaro lo impugnó y pidió su nulidad. El proceso de sucesión hubiese tardado algunos años de no mediar el ingreso de Alvaro a la política, escribe la periodista Patricia Estupiñán. [2]

En efecto, Alvaro Noboa, al asumir la presidencia de la Junta Monetaria, en 1996, durante el gobierno de Abdala Bucaram, hizo una jugada maestra para apoderarse de la mayor parte de la fortuna de su padre. Aprovechando su cercanía con el poder y ayudado por Bucaram intervino judicialmente la empresa bananera representada por la viuda de su padre y posteriormente anunció la expropiación de una hacienda de alta plusvalía ubicada en Guayaquil que por generaciones había pertenecido a la familia Santistevan con el fin de convertirla en un parque público. La amenaza le dio los resultados que esperaba y su madrastra se vio obligada a vender las acciones de las 115 empresas a los herederos por un precio de 300 millones, que se la pagaría a un plazo de 10 años. La deuda habría sido cancelada por Alvaro en noviembre de 2001, según Estupiñán. [3]

Luego continuó la pelea por la herencia con su hermano Luis y sus hermanas María Elena e Isabel en los tribunales de Londres, pero ese es un cuento de magnates largo de contar. Lo que importa es que ahora, Alvaro aparece como el dueño del Grupo Noboa compuesto por 114 empresas, entre las que están la Exportadora Bananera Noboa, la mayor exportadora de la fruta en el país y una de las más grandes del mundo, LAN Ecuador, Industrial Molinera, Molinos Poultier, Frutera Jambelí, el Banco del Litoral, la flota bananera, empresas de publicidad e inmobiliarias, entre otras. Alvaro Noboa tiene inversiones en Europa, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Argentina. Parte de sus negocios se manejan desde oficinas ubicadas en paraísos financieros ubicadas en el Caribe. Según el mismo ha dicho, es propietario de 75 millones de metros cuadrados de tierra, lo que lo convierte en uno de los mayores terratenientes del país. A Alvaro no le gusta la competencia, controla casi toda la importación y procesamiento de la harina, la avena y el café.

A la compra de la Presidencia violando todas las leyes

Noboa tiene una idea de la política no sencilla sino simple. Para él, el país es como una empresa para el cual se requiere de un gerente, y el gerente, evidentemente es él. Un gerente que ordena y no pide opinión, un gerente que impone y no dialoga, un gerente para ser obedecido y no cuestionado. Es más, Noboa es un hombre intuitivo, con gran sentido de la autoridad. El cree captar aquello que la gente necesita o quiere. Y como es una persona con mucho dinero, puede prometer, regalar cosas o crear la ilusión de que es un Mesías (...) El cree saber que es bueno para los otros porque los concibe como personas necesitadas, dependientes, como actores no pensantes. Desde el lugar que él ocupa, es el gran benefactor. A los otros los ve simplemente en una relación de dependencia y él se ve como aquel que los puede beneficiar, proveer aquello que necesitan. El no los piensa como ciudadanos porque eso implicaría romper la estructura vertical a la cual está habituado, sostiene la sicóloga María del Rosario Mate. [4]

Como capitalista, Noboa tiene la idea de que todo tiene precio y todo puede ser comprado. Desde que empezó sus andanzas en la política, allá por el año 1996, se ha propuesto -literalmente- comprarse la Presidencia de la República. ¿Cuántos millones ha invertido en sus tres campañas presidenciales? Solo él y sus contadores lo saben, pero se calcula que son más de 20. En la primera ocasión que se presentó como candidato a Presidente lo hizo bajo el membrete del Partido Roldosista Ecuatoriano, gastando 10 millones de dólares. Recurrió a la limosna como arma política: repartió alimentos y medicinas e invitó a llenar solicitudes de empleo y vivienda.

En la segunda incursión electoral (2002) Noboa formó su propio partido (el Partido Renovador Institucional Acción Nacional, PRIAN), que maneja como una de sus tantas empresas y le ha sido muy útil para sus propósitos. Noboa repartió 2 millones de camisetas, no concedió entrevistas a los periodistas, prefiriendo el uso de espacios publicitarios, que tienen un enorme costo. Hizo tabla raza de la ley electoral, superando en un 198% el gasto permitido, por lo cual fue multado en 5,7 millones de dólares, suma de la cual, sin embargo, solo pagó la mitad pues el Tribunal Supremo Electoral, presidido por un ex empleado de Noboa, Nicanor Moscoso, aceptó recibir al 100% los CDR (certificados de depósito), comprados a la mitad de su precio.

En esta última campaña electoral, las irregularidades continuaron y rebasaron a las dos anteriores. Desde el 18 de octubre de 2004 hasta el 30 de marzo del 2006, Noboa había gastado 3.548.447 dólares, cuando la ley señala un gasto electoral máximo de 2.748.270 para la primera vuelta, según datos del Tribunal Supremo Electoral. En caso de que un candidato supere esta cifra, el TSE tiene la obligación de inmovilizar la cuenta del candidato. El muy cuestionado TSE, presidido por el socialcristiano Xavier Cazar, no lo hizo y, por el contrario, autorizó al multimillonario seguir gastando a manos llenas aduciendo que había entrado en vigencia una reforma a la ley de control del gasto electoral el 31 de marzo de 2006 y que ésta no tenía efecto retroactivo. De esta manera, se consumó un escándalo más grave que un fraude pues fue esta complicidad de las autoridades electorales con Noboa, lo que le posibilitó al multimillonario comprar los votos mediante el reparto de dinero, sillas de ruedas, alimentos, medicinas y camisetas y un despliegue propagandístico formidable, obteniendo la primera votación en la primera vuelta, imponiéndose al economista de tendencia nacionalista Rafael Correa, quien un día antes de las elecciones del 15 de octubre encabezaba las preferencias electorales. Con esta medida, los vocales del TSE que fallaron a favor de Noboa sentaron un nefasto precedente al colocar a los candidatos en una carrera extremadamente desigual e inequitativa y al permitir que el poder de las chequeras se monte y se imponga, distorsionando las reglas del juego de la maltrecha democracia representativa.

A recuperar con creces lo invertido

Los ofrecimientos demagógicos de Noboa de construir 300.000 viviendas anuales, que varios técnicos han demostrado que es una tomadura de pelo, la oferta de dar microcréditos a un millón de ecuatorianos, además de las limosnas que reparte, han logrado seducir a sectores pobres de la población, muchos convencidos por la "generosidad" del supermillonario y por la idea de "como es rico no necesita robar".

Lo que se desconoce es que Noboa financia la campaña no con el dinero de su bolsillo sino con el de todos los ecuatorianos. Noboa subió hace un par de semanas el precio de la harina, de la cual tiene el monopolio, es de ahí que está sacando el dinero para su campaña, es decir de nosotros..., dijo el 18 de octubre a Radio La Luna el economista, Eduardo Valencia, director del Instituto de Investigaciones de Economía de la Universidad Católica.

También se pasa por alto, el hecho de que Noboa se guía por el dicho popular de que el "que más tiene más quiere", como ha quedado demostrado con la disputa de la herencia. Y ahora mismo, hace planes para recuperar con creces los millones invertidos en sus tres campañas. En esta línea debe entenderse la promesa de rebajar, si gana la Presidencia, el impuesto a la renta a un 10% a fin de ofrecer un caramelo para que los inversionistas vengan al país a generar empleo.

Esta medida es para beneficiarse el mismo, pues es conocido que Noboa es un mal pagador de impuestos. Según el diario El Comercio del 31 de octubre del 2006, casi todas las empresas de Noboa tienen problemas con el Sistema de Rentas Internas (SRI). Por ejemplo, la Industrial Molinera presentó una impugnación el 22 de septiembre pasado y demandó al SRI por 1.822.208 dólares, ya que sus administradores sostienen que las declaraciones de los impuestos son correctas. Un informe del SRI afirma, en cambio, que la Molinera registró como utilidad gravable 409.213 dólares durante el 2001 y declaró cero para el pago del Impuesto a la Renta (IR) mientras que los técnicos del SRI contabilizaron como utilidad 7.862.010 y que debía pagar 1.822.208 dólares por IR [5]. Noboa no solo no paga los impuestos en los montos que debería hacerlo acorde con la fortuna que tiene, sino que ha presionado por la salida de los funcionarios que quieren cobrarle, como sucedió con la directora del SRI, Elsa de Mena, quien debió renunciar por presiones suyas durante el gobierno de Lucio Gutiérrez. Ahora la pregunta es ¿Cómo actuaría el Sistema de Rentas Internas si Noboa Pontón llegara a la Presidencia?

Violación de los derechos laborales

Noboa se proclama como el enviado de Dios y dice amar a los pobres, pero le interesa los pobres no como ciudadanos ni como trabajadores sino como votantes. ¿Si tanto ama a los pobres, por qué no cumple las leyes laborales con sus empleados? ¿Por qué explota el trabajo infantil? ¿Por qué no emplea una pequeña parte de su fortuna para mejorar las espantosas condiciones en que viven sus trabajadores que han generado la riqueza de la que hoy disfruta?

Noboa es enemigo de los sindicatos, ha hecho todo lo posible para que los trabajadores de sus empresas no se organicen y reclamen los derechos que les otorga la ley [6]. Tampoco oculta su antipatía por los sindicatos. Durante una reunión con representantes del Congreso de Estados Unidos, el 31 de junio de 2002, dijo: No me gustan los sindicatos. Lucharé contra los sindicatos. Si el Gobierno de Estados Unidos nos obliga a tener sindicatos, acabaremos como en Colombia donde los sindicatos bananeros están ligados a las guerrillas. Por eso, no resulta extraño que utilice empresas terciarizadoras para evadir y violar los derechos laborales, recurra al despido, la división e incluso a la violencia para reprimir las huelgas en sus empresas. Esto lo saben perfectamente los 1.400 trabajadores de una de sus haciendas, Los Alamos, quienes en abril de 2002 formaron un sindicato para reclamar aumento de salarios y afiliación a la Seguridad Social. La reacción de la empresa fue inmediata, despidió inmediatamente a 124 y se negó a negociar. Entonces, los trabajadores iniciaron una huelga el 6 de mayo del mismo año. Nueve días después, en la noche del 15 de mayo, 400 hombres enmascarados y armados con rifles llegaron a una de las plantaciones en huelga en camiones de la empresa Noboa. Invadieron las casas de los huelguistas y robaron pertenencias de muchos de los trabajadores. Jan Nimmo, una observadora escocesa de BananaLink (organización internacional que apoya a los trabajadores de la industria), describió las palabras de los huelguistas: abrieron las puertas a culatazos, sacaron a los trabajadores de sus camas, arrastrándolos y golpeándolos. Los arrastraron semidesnudos ... los llevaron en camiones a la oficina de la radio donde fueron obligados a colocarse boca abajo con las manos en la espalda. Fueron insultados y golpeados y les decían que los matarían y sus cuerpos arrojados al río. Cuando los huelguistas quisieron resistir fueron baleados. A Mauro Romero, un trabajador de 26 años, le tuvieron que amputar una pierna como resultado de sus heridas. A la noche siguiente, estos hombres dispararon sobre los huelguistas otra vez, hiriendo a varios de ellos. Un fuerte contingente policial arribó al lugar recién al día siguiente, pero los huelguistas que vivían en las casas de la compañía ya habían sido desalojados y rompehuelgas ya habían sido contratados para reiniciar la producción, escribe el periodista estadounidense David Bacon. [7]

Como para ratificar que nada ha cambiado desde el 2002 hasta la fecha, el 17 de julio del 2006 la Exportadora Noboa procedió a despedir intempestivamente a 114 trabajadores pertenecientes al "Sindicato Libre de Trabajadores de Embarques de Frutas en los Buques de Alto Bordo y Anexos de Puerto Bolívar", a quienes se les niega las indemnizaciones de ley. Al mismo tiempo, los abogados de Noboa han interpuesto recursos legales para desconocer a la directiva del sindicato, por lo que los trabajadores han elevado un reclamo en el Ministerio de Trabajo e incluso en la Organización Internacional del Trabajo.

Trabajo infantil

Con relación a la utilización del trabajo infantil, la organización de Estados Unidos Human Rights Watch (HRW) ha documentado las condiciones en que trabajan los niños de 8 a 14 años en las plantaciones bananeras. En el informe La cosecha mal habida, elaborado tras una visita de HRW realizada a las provincias de El Oro y El Guayas en mayo de 2001, se señala: Human Rights Watch entrevistó a 45 niños que habían trabajado o estaban trabajando en aquel momento en plantaciones bananeras del Ecuador. De entre ellos, 41 habían comenzado a trabajar en el sector cuando tenían entre 8 y 13 años, la mayoría a la edad de 10 u 11 años. Los niños describieron jornadas laborales de doce horas y media y condiciones laborales peligrosas, nocivas para su bienestar físico y psicológico. También dijeron estar expuestos a pesticidas, usar herramientas afiladas, arrastrar pesadas cargas de bananos desde los campos hasta las empacadoras, carecer de agua potable e instalaciones sanitarias y sufrir acoso sexual. La organización señala que los niños estaban expuestos a pesticidas venenosos, no se les dotaba de equipos de protección adecuados y que sufrían diversos trastornos a la salud como dolores de cabeza, fiebre, mareos, dolores de cabeza, nauseas, vómitos, fatiga y dolores de las articulaciones. [8]

Otro comentario merece la relación que mantienen las empresas exportadoras de banano de Noboa respecto a los productores independientes de la fruta, pues durante años les ha pagado un precio inferior al señalado por la ley (3,50 dólares por caja). Cuando autoridades del Ministerio de Agricultura -por cierto muy pocas- han querido hacer respetar el precio oficial, han sido amenazadas por los legisladores del partido de Noboa Pontón. Esto explica porque Noboa perdió las elecciones en la primera vuelta en las provincias bananeras de Los Ríos y El Oro.

La soberanía por la borda

Como si todo esto no fuera suficiente, el magnate ha echado mano a un viejo recurso que parecía superado con la caída del Muro de Berlín: un anticomunismo visceral y desfasado, que, sin embargo le sirve para confundir y despertar miedo en la población. En esta línea ha lanzado ataques contra Cuba y Venezuela y ha anunciado que romperá relaciones con estos dos países, echando por la borda la tradicional política del Ecuador de mantener relaciones con Estados de distinto signo ideológico y político. Pero Noboa va más allá y pretende poner de rodillas al país con respecto a Estados Unidos. Para ello, no solo continuará las negociaciones del TLC con este país -que ha sido ampliamente rechazado- sino que promete mantener la presencia militar estadounidense en la base de Manta, más allá incluso del año 2009 en que se cumple el plazo del convenio firmado por el ex presidente Jamil Mahuad. Con Noboa, el país no solo perdería dignidad y soberanía sino que éste se vería directamente involucrado en el Plan Colombia, como viene presionando, desde hace años, el eje Washington- Bogotá , y en el conflicto armado interno colombiano que no ha podido resolverse por las vías pacíficas desde hace más de 50 años.

En los últimos días, Noboa ha intensificado la ofensiva contra el candidato Rafael Correa a quien acusa de comunista, de estar relacionado con el coronel Hugo Chávez de Venezuela e incluso de estar financiado por las FARC de Colombia, sin presentar prueba alguna. También arremete contra los periodistas y los medios que han desenmascarado sus ofertas demagógicas y han sacado a luz pasajes relacionados con sus actuaciones. En particular el blanco de sus ataques han sido Radio La Luna de Quito y quienes participaron en la movilización ciudadana que determinó la caída del ex presidente Lucio Gutiérrez, en abril de 2005, a quienes amenaza con enjuiciar si gana la Presidencia.

Uno de los asesores de Noboa decía en televisión que Alvaro Noboa contagia con su ejemplo de rico empresario. Al respecto, el catedrático Santiago Ortiz señala: Bonito ejemplo del empresario que roba a sus hermanos. Bonito ejemplo del que explota mano de obra infantil. Bonito ejemplo de candidato que se arrodilla en el cierre de campaña utilizando una imagen de una religiosidad humillante y milagrera. Bonito ejemplo del que utiliza los recursos perversos de la cultura política y aprovecha las necesidades más elementales de la gente. Por cierto no es mejor ejemplo el de su esposa Anabela, que hace un derroche de preocupación por los pobres, antes de salir a Nueva York a realizar las compras en los almacenes fashion. Pronto orgullosamente podremos decir al mundo que tenemos nuestro propio Somoza. Aunque no tiene la facha aristocrática de Trujillo, tiene cien empresas y se codea con la nobleza de los Kennedy. Banana Republic está de moda. [9]

Este es Noboa de cuerpo entero. ¿Cómo hacerle frente? Para conjurar el gran peligro, señala el escritor Alejandro Moreano, es hora de formar un amplio frente social y político para enfrentar el proyecto plutocrático. En este camino, treinta y nueve organizaciones sociales y políticas han conformado el Acuerdo Democrático -Frente de Unidad Antiologárquico que exige que las legítimas aspiraciones por educación, salud, vivienda, creación empleo y el pago de salarios dignos no sean usados como mentirosas promesas demagógicas de campaña, sino que se constituyan en el programa de un Gobierno nacional responsable, alternativo, popular, incluyente y soberano. Claramente se ha pronunciado por respaldar y votar por el candidato Rafael Correa reconociendo que su programa recoge muchas de las aspiraciones de transformaciones como la no firma del TLC con Estados Unidos por ser lesivo a los intereses del país, la no renovación del convenio de la base de Manta, el no injerencia del Ecuador en el Plan Colombia y la convocatoria a una Asamblea Constituyente que es el camino para establecer un nuevo pacto social y la demandada transformación del sistema político y del modelo económico en el marco de la democracia, la tolerancia y el respeto a las libertades civiles que garantice la transparencia en la actuación de la justicia, de los tribunales constitucionales, electorales y de los organismos de control. [10]

Como no hay mal que por bien no venga, el peligro plutocrático está haciendo el milagro de la unidad.

Notas

  1. [1] En su libro Los Grupos financieros en el Ecuador (CEDEP, 1992), Luis Fierro Carrión sostiene que la mayor parte de la costosa inversión que implicó la formación de la flota de barcos refrigerados del Grupo Noboa fueron financiadas por el Estado durante el boom petrolero. Además, el Grupo Noboa se benefició con la venta subsidiada de combustibles a precios internos. Durante el gobierno de Febres Cordero (1984-1988) el grupo accedió al poder político, beneficiándose de manera extraordinaria de las políticas de flotación puestas en vigencia por el régimen (p. 276).
  2. [2] Estupiñán Patricia, "Alvaro Noboa, El zar del banano con sueños de presidente", en Los dueños de América Latina, Reyes Gerardo, Ediciones B (2003), Bogotá.
  3. [3] Ibíd.
  4. [4] Revista Vanguardia N° 56, 17 al 23 de octubre 2006, p. 40.
  5. [5] Diario El Comercio, "El Grupo Noboa está en litigio con el Estado por los impuestos", 31-10-2006.
  6. [6] El sector bananero del Ecuador tiene una de las tasas de sindicalización mas bajas de América Latina: solo 1.650 de entre 120.000 y 148.000 trabajadores están organizados en sindicatos, lo que equivale a menos del 1%.
  7. [7] David Bacon , "Bananas con sangre", La Insignia.
  8. [8] "La cosecha mal habida", http://www.hrw.org/spanish/informes/2002/cosecha.html.
  9. [9] Santiago Ortiz, "No se quejen, siempre se puede estar peor", 24-10-2006.
  10. [10] "Promueven Acuerdo Nacional para frenar proyecto oligárquico", ECUARUNARI et al., http://alainet.org/active/14244&lang=es.

[fuente]
http://alainet.org/active/14434

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