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La empresa de los Achuar

Mabel Velástegui

Revista Vistazo

Guayaquil, 14 de febrero de 2008

La Reserva Ecológica Kapawi, considerada uno de los 10 lugares más exóticos del mundo, ubicada en Pastaza, ha pasado a manos de los nativos achuar.

En el hotel y Reserva Ecológica Kapawi, en Pastaza, un grupo achuar que allí labora se esfuerza por aprender inglés. En sus tiempos libres los achuar reciben las clases que les imparten voluntarios estadounidenses.

Aunque aún no lo hablan fluidamente, sí comprenden la mayoría de sus palabras. La razón: desde enero de 2008 la empresa turística Kapawi es propiedad de la nacionalidad achuar.

A 240 kilómetros de Quito está la comunidad Kapawi, adonde sólo se llega en avión, y de allí a 10 minutos en canoa a motor se encuentra la Reserva Ecológica y el hotel del mismo nombre. El área operativa del lodge comprende un quinto de los 5.000 kilómetros cuadrados que tiene el territorio achuar.

Atracción natural

Empezó a funcionar en 1996 por iniciativa de Carlos Pérez Perasso -fallecido director de diario El Universo-, bajo la administración de la empresa privada Canodros. La idea fue dar trabajo a los achuar y generar una fuente de ingresos para la región. Canodros se comprometió a administrar Kapawi hasta 2011, tiempo en el que entrenaría a los indígenas en el manejo operativo. La transferencia se adelantó tres años, con el fin de que los achuar se involucren más en el proyecto.

En el año 2000 el canal de cable Arts. Entertainment reconoció a Kapawi como uno de los 10 lugares más exóticos del mundo. Y es que sus instalaciones son un paraíso natural. Sobre el bosque húmedo se levantan 19 cabañas, en las que se pueden alojar hasta 38 huéspedes. Todas elaboradas con madera chonta y el techo con hojas de truji, y en lugar de clavos están unidas con tarugos, que son pequeños palos de madera.

Celestino, guía nativo, conoce los recónditos caminos de la selva, las plantas medicinales, insectos y animales exóticos. Su sabiduría ancestral transmite seguridad a los visitantes. Es que en Kapawi lo más importante es promocionar la cultura amazónica, de ahí que en las mañanas los turistas empiezan la jornada con las pajareadas, que consisten en observar desde una canoa las 580 aves que habitan en la zona. Los secretos de la selva no son un misterio para Celestino: lo demuestra su sensibilidad para reconocer la planta que emana sangre (sangre de drago) o un insecto entre las ramas de los árboles.

Los visitantes lo siguen sin importar los rayos del sol o las gotas de lluvia, porque conocer las formas de vida achuar es parte de la aventura.

En las instalaciones del hotel los huéspedes también disfrutan de rituales autóctonos como la toma de la guayusa -planta que beben los nativos en las mañanas para limpiar su organismo- o el tiro al blanco con la cerbatana -herramienta que sirve para cazar animales-. En este pedazo de selva la televisión o el aire acondicionado, son reemplazados por el canto de la cigarra y la brisa del amanecer.

La transferencia

Anualmente la Reserva Ecológica Kapawi recibe un promedio de 1.500 visitantes y en 2007 facturó 770.000 dólares. Hasta antes del traspaso los recursos que generaba el lodge eran repartidos entre la Nacionalidad Achuar del Ecuador, la comunidad Kapawi y una asociación propietaria del territorio operativo. El vicepresidente de la organización indígena, Cristóbal Cayero, indica que El capital de la nacionalidad se lo utilizó en salud y vestimenta de las comunidades.

Con la firma de entrega la empresa privada dejó a la Nacionalidad Achuar inmuebles valorados en un millón de dólares y un fideicomiso de 300 mil dólares. María de Lourdes de Maldonado, gerente de Mercadeo de Canodros, afirma que aunque no se recuperó la inversión, continuarán promocionando el destino turístico.

Estos 12 años de funcionamiento del hotel ecológico han significado el perfeccionamiento de las actividades ecoturísticas, pero también cambios en la vida de los achuar que allí trabajan. Así por ejemplo, Celestino mantiene su cabello largo, la colorida corona en su frente y los signos pintados en sus mejillas, pero no es igual al típico achuar: lo dice sobre todo su vestimenta y la apertura a otras costumbres. Lo mismo está ocurriendo con todo el personal indígena, que representa el 70 por ciento de la fuerza laboral del hotel.

Con el cambio de administración los achuar van asumiendo funciones. En la cocina del hotel, Marcos Vargas pica vegetales para la cena, él será el próximo chef.

Empezó en la cocina de los trabajadores y por su talento fue enviado a talleres gastronómicos en Cuenca. Cocinar es una cosa que siempre me ha gustado, aquí me han apoyado mucho. Cuando voy a mi casa a veces le digo a mi esposa que descanse y le preparo algo, comenta Vargas. En el taller de carpintería otro achuar ayuda en la confección de un aparador para dormitorio y los demás nativos se encargan silenciosamente del arreglo de las habitaciones. Siempre el personal del Complejo Ecoturístico Kapawi S.A (CEKSA) -empresa contratada por los achuar para la administración del hotel- está acompañado de un nativo. Sólo el puesto de la administradora no tiene aprendiz, al menos hasta dentro de tres años, tiempo que tardarán en estudiar una carrera universitaria en Quito un grupo de siete achuar.

El gerente de CEKSA, José Saltos, afirma que se mantendrán los estándares de calidad de Kapawi y que incluso se implementarán nuevas atracciones para los turistas. Además destaca que la persona que va a Kapawi está contribuyendo con el desarrollo de toda la nacionalidad y está ayudando a proteger la Amazonia, porque ellos no quieren carreteras, madereras, petroleras; entonces el turismo se va convirtiendo en su mejor opción.

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