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El rumbo del gobierno no está claro todavía

Colectivo Pro Derechos Humanos (PRODH)

Quito, 5 de junio de 2005

Todo balance ha de hacerse comparando lo logrado con lo que se esperaba lograr. En realidad un mes de gobierno, es poco tiempo. A pesar de ello, es justo buscar señales, pistas de direccionalidad de intenciones. Veamos algunos temas.

Sabemos que el movimiento ciudadano pasado, "forajido", no buscaba remover las raíces de la estructura económica neoliberal. Es decir, nadie hablaba de revolucionar el sistema. En tales circunstancias, la tan cacareada "refundación del país" no se puede esperar que se materialice en cambios radicales.

Pero aun así, creemos que hasta ahora, no se ve con claridad que las exigencias de la ciudadanía se hayan tomado en cuenta. Está formado un gabinete que, con alguna que otra excepción, no promete grandes cambios en las políticas gubernamentales. Puntos clave que sostenemos deben ser revisados y sometidos a una parecer nacional, han quedado en el tapete, intocados: por ejemplo el Tratado de Libre Comercio, TLC. La revisión del acuerdo de la base de Manta, también reclamada por la ciudadanía, no parece que sea una opción del nuevo presidente.

Uno de los aspectos del gobierno del dictador Gutiérrez que más rechazo provocó en la población, esto es, el clima de persecución y espionaje que se construyó con participación de algunos oficiales de la policía, todavía no ha sido manejado con la firmeza que el movimiento forajido solicitó. Quizás, ahí está el detalle. ¿No será mejor exigir que solicitar? ¿Vigilar que esperar? Había muchas expectativas, todavía no satisfechas, con el Ministro de Gobierno. ¿Seremos nuevamente defraudados?

Tal vez el ámbito económico es uno de los que más expectativas y esperanzas ha despertado, sobre todo al considerar los antecedentes que en su portafolio trae el ministro de Economía nombrado: cuestionador serio de la dolarización y del régimen de Gutiérrez. De allí que se espere un manejo diferente de esa cartera, ya que los 30 años y más de explotación petrolera no han servido sino para escribir libros, armar debates, forjar sueños, pero no para el desarrollo del pueblo. Las provincias de donde se extrae el "oro negro", están entre las más pobres y olvidadas de nuestro sufrido Ecuador. Toda esa riqueza ha sido utilizada, ya en la práctica, para pagar la deuda "eterna" y el enriquecimiento de los grupos económicos ligados a las transnacionales petroleras. Es entonces por demás importante, que la ciudadanía se mantenga vigilante, exigente de lo ofrecido. La participación ciudadana puede y debe lograr que los nuevos funcionarios, "no pierdan el rumbo", como ya es costumbre en nuestros gobernantes.

Suena al menos esperanzador oír al ministro Correa decir que priorizará la productividad al pago de la deuda. El problema está en que deberá resistir los embates del imperio, que intentará por todos los medios evitar que sus "ahijados" dejen de percibir los beneficios que desde siempre han obtenido en nuestro país. De hecho, ya la semana pasada llegó al país una misión del Fondo Monetario Internacional. ¿Habrá venido a desearnos suerte?

Si nos atenemos al mensaje presidencial del 24 de mayo, es importante resaltar el mayor apoyo que, al menos en palabras, se dará a educación, salud e investigación. No se puede pensar en un futuro diferente sin cambios y mejoras en la educación. Empezando, porque todos los niños y jóvenes, puedan acceder a ella, pero sin dejar de lado a los otros elementos que también deben ser atendidos: infraestructura escolar, preparación de los profesores, sueldos dignos. Está ofrecido.

La posición del Canciller frente a las fumigaciones es algo más justa que la del gobierno anterior. Sin embargo, debemos presionar a que sea más radical. El No a las fumigaciones es una opción que podemos exigir. El derecho a la salud de las poblaciones fronterizas no es negociable.

Es corto tiempo un mes. Sí. Pero no debemos dejar al azar el devenir político. Hay que seguir trabajando. Están las Asambleas Populares como opción. No las desperdiciemos.

Las Asambleas Populares deben establecer medios de control y vigilancia

La rueda de la historia no se detiene. Aunque mucho han peleado los poderosos por lograrlo, la marcha de los pueblos para construir una sociedad que les permita desarrollarse con dignidad sigue adelante.

Por eso alienta ver cómo el pueblo ecuatoriano, o al menos una parte de él, ha madurado todos estos años de desastres, de injurias, de oprobiosos y nefastos gobiernos al servicio de los poderosos de siempre, con sus innegables vínculos con el imperio.

Y ha madurado, porque ya no se contenta con botar gobiernos corruptos, sino que empieza a vislumbrar un camino en el que pueda ser su propio guía, su verdadero constructor. Es así como vemos que en varios rincones de la patria surgen las Asambleas Populares. La experiencia es nueva en el Ecuador, no así en otros países como Argentina, de cuyos logros y errores, vale la pena aprender.

El camino será largo y difícil, habrá que romper esquemas y paradigmas, empezando con "desatanizar" el término "hacer política", que fácilmente se lo ha confundido con "politiquería". Todos somos políticos y nuestros actos, al realizarse dentro de una sociedad, son siempre políticos. Pero claro, tanto se han encargado "los de siempre" de denigrar y corromper a la política, que hoy, el solo hecho de mencionar el término, nos produce rechazo. Pero si entendemos que política es hacer el bien común, bienvenida sea. Y adelante vamos.

Por otro lado, equiparar "lucha de clases", que por cierto, no ha pasado a la historia, aunque así nos quieran convencer "unitos", a lucha partidista, es otra de las maniobras típicas de los poderosos de siempre. Su afán es desvirtuar nuestro empeño honesto por lograr un futuro mejor para ese 80% de la población que vive en la miseria, que no ve futuro; que no puede aspirar a vivienda, educación, trabajo, en las condiciones actuales. Las Asambleas Populares se han declarado enemigas de "los partidos", que no es lo mismo que negar las ideologías, que tampoco han muerto.

Recuperar el significado de "democracia", usado y manoseado por el poder y los intereses de quienes lo detentan, es definitivamente uno de los grandes objetivos por los que el pueblo se ha organizado. Democracia que se traduzca en participación real, efectiva, sincera y honesta para identificar y reflexionar los problemas que nos aquejan. Democracia que decida el rumbo que debe tomar el país, el uso de sus recursos naturales, los planes económicos del gobierno. Democracia en la que se haga carne nuestra condición de seres humanos iguales, con los mismos derechos y obligaciones frente a los demás, al margen de diferencias de género, raza, formación académica, etc.

La variedad de actores que conforman una Asamblea, conlleva también dificultades, propias de los distintos modos de ver la realidad. Deberán hacer acopio de madurez política para lograr que ello enriquezca la discusión, el diálogo, la reflexión honesta. Seguramente no faltarán los "infiltrados" de los partidos tradicionales, que quieran controlar, dirigir y usufructuar de las Asambleas. Eso también deberá resolverse.

Le vuelve a uno la alegría cuando se entera que dentro de las agendas de las distintas Asambleas, se plantean acciones de control y vigilancia, construcción de democracia participativa, generación de espacios de formación ciudadana, en fin, involucramiento en el destino de la patria.

Al mirar esta nueva gesta "forajida", le vuelve a uno la esperanza. Dan ganas de soñar en la solidaridad como motor de nuestro hacer diario: solidaridad con el otro, aunque sea diferente.

¡Adelante Forajidos y Forajidas!

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