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Carta abierta al Consejo Nacional de las Mujeres -CONAMU-

Quito, 9 de diciembre de 2005

Estimadas compañeras, compañeros, amigas y amigos:

Próximos a la celebración del Día Universal de los Derechos Humanos, quienes suscribimos: mujeres, funcionarias, defensoras de los derechos de la mujer, y algunas de nosotras, fundadoras del CONAMU, hacemos pública nuestra decisión de separarnos del CONAMU, justamente porque consideramos que se han irrespetado nuestros derechos humanos, contrariando el compromiso ético de respetar la dignidad humana que, paradójicamente, debía ser el eje rector del organismo encargado de promover y defender los derechos de las mujeres ecuatorianas.

Con mucha pena nos vimos obligadas a presentar las renuncias a nuestros cargos, toda vez que de parte de las máximas autoridades de la institución, y no de la institución en abstracto, no se manifestó la menor voluntad para lograr un acuerdo de solución a través de la mediación, tal como lo planteamos 10 funcionarias en la Queja que presentamos a la Defensoría del Pueblo. Nos preguntamos, desde un enfoque de derechos humanos: ¿Cuáles han sido nuestras culpas y errores que no ameritaban una resolución dialogada, un acuerdo para dirimir el conflicto creado, según la propuesta del feminismo?

Queremos llamar a la reflexión en torno a dos puntos:

  1. Esta actitud, de las más altas representantes del CONAMU, contradice el discurso sobre la participación, el diálogo y la concertación que promueve esta institución y da cuenta, más bien, de un estilo de gestión autoritario que ha violentado los derechos de sus propias trabajadoras impidiendo una verdadera práctica democrática en su interior.
  2. Se ha sostenido que el haber presentado una queja en defensa de nuestros derechos significa "dañar la imagen institucional". Este es el mismo argumento que se utiliza contra las mujeres víctimas de violencia de género, cuando se las responsabiliza de afectar a la familia por haber denunciado y defendido sus derechos. En ambos casos, los derechos humanos deben prevalecer por sobre la imagen o intereses de cualquier institución, por más tradicional que esta sea, como es el caso de la familia o por más fuerte que parezca, como es el Estado. Los seres humanos somos portadores de la dignidad, no las personas ficticias o jurídicas. Esa visión solamente la puede alimentar un exacerbado institucionalismo y el envanecimiento que viene de la mano con el uso o abuso del poder. No compartimos esta visión, puesto que ello justificaría la práctica usual de quien tiene el poder, que ha dejado a muchas mujeres en la indefensión.

Estas son, en parte, algunas de las razones por las cuales nos hemos visto obligadas a dejar nuestro trabajo, fuente de sustento personal y familiar, que es un derecho y reivindicación histórica de todas las mujeres. Queremos salvaguardar nuestro prestigio profesional y nuestra integridad física y sicológica.

Más allá del trabajo burocrático en una institución pública, nuestro compromiso esta con la causa de las mujeres y la defensa de sus derechos; esas luces guiarán nuestras acciones, tanto en el mundo público como privado y, por supuesto, en esa línea de conducta no desmayaremos en la defensa pública de los derechos fundamentales que nos asisten y que han sido vulnerados.

Aprovechamos para agradecer a todas las mujeres y hombres que desde sus convicciones feministas nos creyeron, apoyaron y fortalecen en la lucha por nuestros derechos.

Cordialmente,

Elsie Aguilar, Nidia Rodríguez, Victoria Salinas

[+info]
http://www.conamu.gov.ec/

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