Logo Llacta!

La prohibición de libertades en nombre del Tratado de Libre Comercio

Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (CEDHU)

Quito, 7 de abril de 2006

La prohibición del libre comercio en nombre del Tratado de Libre Comercio

El 31 de marzo pasado arrancó desde Macará y otras localidades de la Costa y la Sierra la "Marcha por la Soberanía", con unos 80 campesinos de la Confederación de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocin). Su objetivo era llegar a la Capital llevando productos agrícolas para la realización de una feria llamada "Fanesca Solidaria con Quito". El acto, a más de dar la oportunidad a los capitalinos de comprar los ingredientes para el plato tradicional de Semana Santa a precios más baratos, serviría para mostrar a la ciudadanía los alimentos que podrían dejar de producirse en el país si se firma el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

Sin embargo, a poco de salir el paso de los carros fue bloqueado con los productos por miembros de la fuerza pública por orden del Gobierno de Alfredo Palacio. Así, por ejemplo, en Daule varios carros fueron bloqueados y detenidos por agentes de la Comisión de Tránsito del Guayas. El bloqueo se repitió en Imbabura, Cotopaxi y Pichincha, donde otros camionetas que traían productos a Quito fueron impedidas a circular. El Gobierno impidiendo el libre comercio y bloqueando las carreteras del país en nombre del Tratado de Libre Comercio, ni más ni menos.

El retorno de los guetos: racismo en el gobierno de Palacio

A pesar del bloqueo del Gobierno, la marcha siguió creciendo. Al llegar a Tungurahua llegaron a ser cerca de 3 mil los indígenas y campesinos en caminata. Sin embargo, como en los tiempos de los Tercer Reich, cuando los judíos no podían circular libremente y los soldados nazis los detenían a cada momento para exigirles sus documentos y burlarse de sus símbolos culturales, en el Reich de Alfredo Palacio los indígenas han sido impedidos de circular libremente por el territorio ecuatoriano.

En las tres últimas semanas, en Carchi, Imbabura, Pichincha, Tungurahua, Chimborazo, Cañar, Azuay, Loja, Guayas, Los Ríos y otras provincias, el Ejército y la Policía han instalado puestos de control para todos los vehículos que se transportan de una provincia a otra. Allí los soldados suben a los buses y camiones y obligan a bajarse a todos los pasajeros. A quienes llevan vestimenta indígena les obligan a quitarse el sombrero y son impedidos de continuar su camino, al tiempo que escuchan frases como: "¿A dónde vas, indio? ¡Regresa a sembrar las papas!" A los otros pasajeros se les obliga a mostrar las cédulas y cuando la inteligencia militar detecta apellidos como Quishpe, Pilataxi o Guamán –que muchos soldados también llevan-, son impedidos de seguir su ruta.

Como si fueran criminales o inmigrantes ilegales dentro de su propio territorio, mujeres y hombres indígenas se han visto obligados a disfrazarse de mestizos. Martha Lozano, dirigente indígena lojana de 45 años, resumió su experiencia en Radio La Luna, el miércoles 5 de marzo: "Nos decían: ustedes son indígenas y están en contra del TLC. Tuve que quitarme mi ropa propia de indígena y cambiarme de ropa, y ponerme una ropa como de morlaca para poder viajar y cambiarme de peinado para que no me bajen los militares del bus."

Hoy como ayer, la resistencia encuentra modos para burlar al poder y desde el miércoles 5 de marzo muchos indígenas comenzaron a llegar a Quito. Rubén Saca, indígena de 18 años, quien empezó a marchar el 31 de marzo desde Loja, contó su experiencia a la Cedhu: "Atravesamos Chimborazo por la noche en grupos pequeños: esa era nuestra estrategia porque la Policía nos reprimía siempre. Ayer (martes 4 de abril) caminamos como tres horas desde Ambato hasta Salcedo. Yo venía con un grupo de tres personas. Otros compañeros tuvieron que esconderse en las bodegas de los camiones y los buses, incluso en los baños, para burlar a la Policía, que estaba en Machachi esperándonos. Allí se subían a los buses y sólo por el hecho de ser indígenas, de tener sombrero y pelo largo, nos hacían bajar y nos ordenaban regresar. Nosotros les preguntábamos por qué y sólo nos respondían: "Tenemos órdenes de no dejar pasar a ningún indígena a Quito."

Para ser ecuánimes, hay que decir que el racismo no viene sólo del Gobierno. También de la sociedad. Ayer, más de una persona que llamó a Radio La Luna opinó de que "los indios no deberían estar en marchas ni en protestas contra el TLC sino en sus campos cultivando". Los nazis también creían que los judíos y los gitanos no debían participar en política, sino permanecer trabajando en los guetos que habían dispuesto para ellos.

Del mismo modo como el mundo hoy se horroriza recordando la atroz discriminación de los líderes nazis hacia los judíos, un día los ecuatorianos del futuro se horrorizarán recordando la atroz discriminación de los Palacios, Apolos y Proaños hacia las nacionalidades indígenas de Ecuador.

La fuerza pública contraventora de primera clase

Luis Sarango, Luis Alberto Andrango y Edwin Navarrete, dirigentes de la Fenocin, fueron detenidos al llegar al parque de El Arbolito, en Quito. Allí esta organización iba a instalar la feria de productos agrícolas, para la cual contaba con el permiso municipal, tramitado una semana antes. Adicionalmente, se habían contactado con La Cruz Roja y la Defensa Civil y éstas habían comprometido su asistencia humanitaria.

Sin embargo, aproximadamente a las 08:15, un piquete policial, comandado por el Coronel Oswaldo Arturo Chérrez de la Cueva, llegó para impedir la realización de la feria por orden, según se conoce, del subsecretario de Gobierno. Los gendarmes retiraron por la fuerza las cabinas sanitarias ubicadas en el parque y después se llevaron, con grúas policiales, dos camionetas con productos agrícolas y otras dos camionetas con carpas. Cuando los dirigentes se acercaron al Coronel Chérrez para preguntarle el porqué de la acción, considerando que tenían el permiso requerido por la ley, el gendarme no supo qué responder, y ante la insistencia de los campesinos gritó: "¡Por último, porque me da la gana!" y le dio un golpe en la cara a Edwin Navarrete. Después de esto, los tres dirigentes fueron detenidos y llevados al cuartel del Grupo de Tránsito y posteriormente a la Intendencia de Policía de Pichincha, para ser juzgados. De todo esto sólo se puede inferir que la Policía Nacional desconoce y pisotea la ley, así como la autoridad del Municipio de Quito.

Intendencia sin independencia

Una vez en la Intendencia, el secretario informó a los detenidos, a su abogado y a dos miembros de la Cedhu que los primeros serían puestos en libertad después de pagar una multa de 4 dólares por haber cometido contravención de segunda clase, estipulada en el artículo 605, numeral 25, como "resistencia a la autoridad y agresión a la Policía." Los defensores de los detenidos trataron de hacerle comprender al intendente, Pablo Santos, que los agredidos fueron los dirigentes campesinos y que debía escuchar sus testimonios. Santos respondió: "Yo no tengo por qué dudar del parte policial." Entonces recibió una llamada en su celular. Una integrante de la Cedhu escuchó como el intendente decía: "Sí... aja... ya... sí, sí, sí", mientras asentía retiradamente con la cabeza sin replicar. Al cerrar el teléfono dijo a los presentes en la sala: "Lo siento, van a quedarse detenidos." Los abogados defensores expresaron su oposición y le recordaron que él era el único juez con capacidad para decidir. El intendente respondió: "Esta no es una orden del subsecretario, es el deseo del presidente. La llamada veía de la presidencia, pero como no me dijeron cuántos días, les voy a dar sólo unito. Pónganse en mi lugar: yo juzgo ahora y mañana... vuela mi cabeza."

Una corrección al secretario de Comunicación

Se equivocó el secretario de Comunicación, Enrique Proaño, cuando afirmó, entrevistado por el inefable Jorge Ortiz, que 30 dirigentes indígenas se desplazaron a Venezuela semanas antes de que se produjeran las movilizaciones contra el TLC y que el Gobierno estaba investigándolos. No fueron 30. Fueron cientos. Y no fueron indígenas solamente. Fueron mayoritariamente mestizos: miembros de, organizaciones sociales, de negros, de gays y lesbianas, de derechos humanos. Eran también mujeres, profesionales, jóvenes, militantes de partidos y un largo etcétera. Todos ellos participaron en el VI Foro Social Mundial, realizado del 24 al 29 de enero en la capital venezolana, Caracas, con la presencia de 150 mil delegados de todos los países del orbe.

El Foro Social Mundial (FSM) es el espacio más importante del planeta para debatir sobre temas como la globalización, el trabajo, el medio ambiente, los recursos naturales, la migración, los derechos humanos y muchísimos otros temas de interés social. Las tres primeras ediciones tuvieron lugar en Porto Alegre, Brasil. La cuarta se hizo en Nueva Dehli, en enero de 2004. El V Foro volvió a Porto Alegre. El próximo FSM, por si le interesa al secretario de Comunicación que tan poco informado parece estar, se realizará en Kenia, Africa, en enero de 2007. De esta manera queda absuelta la inquietud que no le permitía dormir.

Lo bueno sería que ahora responda Enrique Proaño, para que todos los ecuatorianos podamos estar tranquilos, como a él le gusta decir, estas inquietudes: ¿Qué hizo él durante su paso por la empresa petrolera española Repsol? Y más importante: ¿cómo una persona tan cercana a los intereses de las transnacionales petroleras puede hacer declaraciones sobre un tema tan delicado para los intereses del Estado ecuatoriano como las reformas a la Ley de Hidrocarburos?

Gerardo Merino, comunicación Cedhu

[+info]
http://www.cedhu.org/

Valid XHTML 1.0! Valid CSS!

:: http://www.llacta.org ::