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Construir la Alianza Social Política con programa y candidatos de izquierda: Renuncia de Eduardo Delgado a su candidatura

Gente Común

Quito, 5 de mayo de 2006

Eduardo Delgado declina su candidatura presidencial para forjar la unidad de la izquierda en torno a programa común

A los pueblos, organizaciones, movimientos sociales, sectores productivos, ciudadanos/as, hombres y mujeres de buena voluntad, partidos y movimientos politicos de izquierda del Ecuador

"...El único obstáculo en este pueblo libre, para un cambio social sinceramente deseado, está en la falta de acuerdo de los que lo solicitan".
José Martí

Construir la alianza social política con programa y candidatos de izquierda

Amigos y amigas, compañeras y compañeros:

Ya no es posible poner parches nuevos en vestido viejo, ni vino nuevo en odres viejos, tampoco hay tiempo que perder. El país está ante una disyuntiva: o los poderes burgueses, oligárquicos e imperiales neutralizan las luchas de los pueblos imponiéndonos formas más radicales, violentas e inhumanas de su modelo capitalista neoliberal, condenando al país y a millones de compatriotas al empobrecimiento extremo; o tenemos la fuerza, la generosidad y la sabiduría, para escuchar el llamado de la historia, las voces de Bolívar, Alfaro y Martí, para sentir el despertar de América Latina, para recoger el anhelo de cambio de la gente común, y sentar las bases de la unidad de los pueblos, organizaciones, ciudadanos-as, partidos y movimientos de izquierda, en torno a un programa revolucionario, conducido por hombres y mujeres forjados en la fragua de la lucha y el compromiso con la liberación de la Patria y los oprimidos, capaces de liderar las nuevas batallas sociales y enfrentar el próximo proceso electoral con una sola bandera.

Debemos recuperar la memoria histórica y el sentido común, aprender de los errores del pasado reciente, para nunca más entregar las banderas, semillas y frutos de nuestras luchas, símbolos, programas y hasta el propio destino, a manos de representantes importados.

Ya no es la hora sólo de la oposición y la crítica, requerimos pasar a las alternativas viables de cambio. Es el tiempo de la revolución ética, de la revolución económica, de la revolución política, es tiempo de la reconstrucción de la soberanía, en la senda que conduce a la liberación definitiva del ser humano... a un socialismo bañado en la riqueza cultural de América. Es la hora de un nuevo socialismo y humanismo en comunidad.

Un auténtico cambio solo vendrá desde la raíz; cualquier ambigüedad o tibieza termina haciendo el juego al sistema. Queremos una revolución en paz y democracia y para ello necesitamos la fuerza purificadora de las mayorías. El sistema de dolor, violencia y exclusión instaurado por el imperio y las oligarquías, puede ser cambiado por el poder de las víctimas y damnificados de este sistema.

El coraje crece y adquiere el vigor del trueno que retumba las entrañas mismas de la patria.

El pueblo despierta, los ciegos ven, los cojos andan, los resignados se arriesgan. Ha llegado el tiempo de la revolución, del cambio profundo, porque el país no soporta más paños de agua tibia.

El sujeto político se construye y conduce a la luz de un programa. En medio de las luchas de estas últimas décadas hemos ido construyendo algunos ejes de lo que podría ser un programa de izquierda, que debería servir de fundamento a un proceso de construcción colectiva.

El primer paso de la unidad es resolver en conjunto el programa de un gobierno democrático y popular.

  1. Soberanía popular y política

    Crear las condiciones para que el poder regrese al soberano, mediante la convocatoria e instauración de una asamblea nacional constituyente originaria, que siente las bases jurídicas –una nueva Constitución, leyes orgánicas – y las bases institucionales de un nuevo Estado Soberano, Plurinacional y Democrático.

    Democracia basada en la igualdad, la participación y los derechos económicos sociales, políticos y colectivos de todos y todas, sin exclusiones ni por motivo de género, etnia, raza, edad, nacionalidad, religión, capacidades, etc., garantizando la unidad en la diversidad.

  2. Soberanía económica

    Por razones económicas, política y éticas, debemos desmontar el modelo económico neoliberal y construir una nueva economía que tenga como centro el ser humano y el respeto a la madre naturaleza.

    El Ecuador no suscribirá el Tratado de Libre Comercio con EEUU y, de haberse firmado, lo desconocerá. En cambio se dará impulso a acuerdos regionales con economías y mercados similares.

  3. Soberanía sobre los recursos naturales

    Nacionalización e industrialización de los hidrocarburos, junto a una moratoria de la explotación que nos permita manejar el recurso a largo plazo y en forma sustentable, para acabar con el festín del petróleo y el asalto de las compañías transnacionales a los bienes patrimoniales del pueblo. Con esta política el Estado al controlar 550 mil barriles diarios de crudo y comercializarlos a un promedio de 50 dólares el barril, obtendría 9 mil 500 millones de dólares anuales frente a los 2 mil millones que actualmente obtiene. El primer paso es la declaración de la caducidad del contrato de la OXY y la reversión del Bloque 15 y de los campos Edén-Yuturi y Limoncocha a Petroecuador.

    Nacionalización de la biodiversidad, el agua, las cuencas hidrográficas, las minas.

    Nacionalización de la telefonía móvil y soberanía sobre el espectro radio eléctrico. En los 15 años de operación, las transnacionales telefónicas se han llevado utilidades superiores a los 2 mil millones de dólares, han puesto de rodillas al Estado y sometido a los consumidores a un pésimo servicio, con las tarifas más caras del mundo. La nacionalización de la telefonía celular significará un incremento de los ingresos al Estado en el orden de unos 250 millones de dólares anuales.

  4. Soberanía monetaria y financiera

    El punto de partida es una política soberana sobre la deuda externa, privilegiando el pago de la deuda social.

    Plan Nacional de Reactivación Productiva, como fundamento para rescatar la soberanía monetaria.

    Poner fin al chulco institucionalizado, pues las tasas de interés de la banca acaban con cualquier posibilidad de desarrollo del aparato productivo. Los bancos no podrán seguir en el reinado impune del lucro insaciable. Nacionalizar la función de la banca pública: el Estado a través de sus bancos orientará crédito a tasas de interés internacionales a favor de los sectores productivos. Se fortalecerá las redes de crédito y dinero alternativos.

  5. Soberanía nacional y territorial

    Ecuador será territorio de paz y dignidad, sin tropas ni bases extranjeras; para lo cual es necesario ratificar el principio de autodeterminación de los pueblos. Proclamamos la total independencia del país frente al conflicto colombiano así como rechazamos la presiones de EEUU para el involucramiento del Ecuador en el Plan Colombia. Salida de todas las tropas extranjeras del país, asesores militares y seguridad extranjeros. Salida de la Base de Manta.

  6. Soberanía y seguridad alimentaria

    La producción agropecuaria estará orientada, en primer lugar, a garantizar la alimentación para la gente y el mercado interno; para lo cual se requiere retomar la política de reforma y desarrollo agrario, parar la neocolonización del agro y recuperar la capacidad del Estado de participar en la producción, comercialización y subsidios a productores y consumidores finales. Una real y justa política alimentaria solo puede levantarse sobre una equitativa repartición de la tierra productiva y del agua, por ello se requiere impulsar una nueva y autentica revolución agraria que democratice la tenencia de la tierra y socialice los recursos de la biodiversidad, empezando por el agua. Todas las propiedades improductivas entrarán a un proceso de desarrollo productivo con la participación del Estado y el sector campesino-indígena.

    El respeto a la madre naturaleza y la responsabilidad con el medio ambiente son el fundamento de una economía sustentable y responsable con el presente y el futuro de la humanidad.

  7. Soberanía humana y estado de bienestar común

    El objetivo de la nueva economía y del nuevo Estado será garantizar las necesidades básicas de la gente común: educación, salud-nutrición y trabajo para todos y todas.

  8. Soberanía comunicativa y diálogo de saberes

    El diálogo de saberes entre los conocimientos ancestrales y nuestra originalidad con los aportes más avanzados de Occidente nos permitirán construir una nueva sociedad y una nueva civilización. Rescatar la ciencia y la tecnología para el desarrollo humano.

    Democratización de la comunicación y de la información. Democratización de los medios de comunicación masiva, para romper el control monopólico de la opinión pública.

  9. Unidad latinoamericana y bolivariana

    Construcción de la Patria Latinoamericana, como fundamento de la participación en un nuevo orden mundial justo.

  10. Nuevo modelo de vida

    Frente a los valores del sistema capitalista de la competencia, el individualismo y el bien particular, construiremos los valores de servicio al bien común, solidaridad, cooperación y gratuidad, como fundamentos de la nueva convivencia humana. La nueva política deberá guiarse por la ética y la estética: quien viola la ética política no debería ser parte de nuestro proyecto.

Hay condiciones para un cambio revolucionario. Vuelve a sacudirse el Continente como lo revelan los procesos de Venezuela, Bolivia, Brasil y otros países latinoamericanos. Desde el Ecuador profundo se levanta el grito que se vayan todos, para Empezar a construir la nueva república. Asumamos el destino de la Patria, escribamos nuestra propia historia, entusiasmémonos por la liberación que ya empieza.

Es necesario un acuerdo estratégico que nos permita responder a la lucha en todos los terrenos: en la movilización y la lucha electoral. Ahora mismo, el primer acuerdo debe ser impulsar una campaña urgente de movilizaciones para detener la traición del Procurador, del Gobierno de Palacio y de los felipillos locales que intentan abrir las negociaciones sobre el contrato con la OXY, en lugar de declarar inmediatamente la caducidad en cumplimiento de las leyes de la República, pues buscan un certificado de buena conducta para reiniciar las negociaciones del TLC.

Abrazar esta causa de la unidad, hacerla común es exigencia de la Patria y de su gente. Para ello solo nos autoexigimos un compromiso de renunciamiento y lealtad con el pueblo.

Diversas organizaciones sociales y productivas han presentado mi nombre como precandidato a la Presidencia. Pongo a disposición de la unidad mi nombre, pues estoy convencido que debemos resolver en conjunto cuáles son nuestros representantes.

Vamos, encontrémonos en un gran cónclave para sumar, construir, liberar; hagamos un programa común con las ideas, propuestas y experiencias de los distintos sectores, hagamos una sola bandera que cobije la patria con nuestras pequeñas banderas. El acuerdo y la unidad son posibles; como dice Martí, solo depende de nosotros.

¡Nunca más sin nosotros/as!

Eduardo Delgado

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