Quito, 16 de mayo de 2006
Es importante festejar la primera victoria frente a la OXI, lograda indudablemente por la presión de las organizaciones sociales ecuatorianas y, especialmente, por el movimiento indígena. Sin embargo es necesario considerar dos puntos que pueden transformar esta victoria en una derrota en el mediano plazo.
El primero: en el marco jurídico ecuatoriano era imposible hacer a un lado las cláusulas del contrato con OXI en cuanto a las causales de caducidad. Infringir esta cláusula del contrato habría significado un costo político demasiado alto para el gobierno ya que hubiese puesto en riesgo su propia estabilidad y sobrevivencia. Entonces pudo haberse esgrimido la siguiente estrategia: la declaratoria de caducidad reduce el nivel de presión social ya que las organizaciones lo tomarían como una victoria que, de paso, elimina un elemento de debate en la contienda electoral, dando mayores posibilidades de posicionamiento social a la derecha ya sin un tema candente en el cual definirse; y, adicionalmente, siempre se podrá volver a negociar un nuevo contrato con la misma empresa sobre los mismos bloques: ¿en la declaratoria de caducidad existe un cláusula que impida la celebración de un nuevo contrato con la empresa en el mediano plazo, una vez que se hayan reducido las tensiones sociales y superado la etapa electoral?. NO, no existe.
El segundo elemento. El paso de los activos de OXI a Petroecuador no garantiza la protección de los derechos de los pueblos indígenas ni la protección del medio ambiente: ¿Petroecuador tiene claro que asumir la operación de estos bloques implica una responsabilidad social? ¿Tiene un programa de operación en función del respeto a los derechos humanos?. Asumamos que si los tiene, pero aún queda flotando una pregunta, hasta ahora circulando en forma de rumor, ¿Qué hay de verdad que el ejército ecuatoriano tiene interés en la operación petrolera para así, con la rentabilidad de estos bloques, reducir su participación en la proforma presupuestaria del Estado y elevar su capacidad de autofinanciamiento?. Recordemos que nuestro ejército tiene muchas dotes de empresario.
Luis Ángel Saavedra
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