Se trunca el "entierro" del coronel Gutiérrez: Los cementerios de Quito no quisieron hacerse cargo del muerto...

Asamblea Permanente de Derechos Humanos del Ecuador (APDH del Ecuador)

Quito, 22 de enero de 2004

 

Cinco actas desclasificadas del "Diario (anecdótico y "politizado") de una peripecia"

 

Acta Uno: 8 de enero del 2004

Dirigentes de la APDH se reúnen para evaluar el momento nacional y diseñar la ejecución de varias acciones simbólicas que evidencien ese momento y lo que las elites y medios se empeñan en negar: que el régimen de Gutiérrez -lejos de "consolidarse" como ellos dicen orondos y lirondos- va rumbo a un irreversible despeñadero, con todo y país entero a la espalda, que es peor.

Faltaban dos semanas para que se cumpliera cuatro años del memorable levantamiento que un 21 de enero del 2000 determinó 4 caídas y 1 ascenso:

Acta Dos: del 9 al 15 de enero de 2004

Mientras los orcos gutierristas organizan para el 21 contramarchas de apoyo al régimen, contratando buses para que a Quito y Guayaquil llegue gente a aplaudir la clara desfiguración de lo que fue el 21 de enero, mientras los trolls de Sociedad Patriótica promueve festivales con beldades chicheras, tragos y "payasitos para que diviertan al pueblo" como dijo el romano asesor del emperador Lucio, coronel Patricio Acosta; las dirigencias sociales, indígenas y de izquierdas visibilizan sus diferencias públicamente, no logran ponerse de acuerdo, todavía, en unificar estrategias para la destitución del emperador, en esbozar un futuro gobierno de transición post-Gutiérrez y recuperar la posta definitiva de construcción del nuevo poder, aplazada un 21 de enero de hace 4 años.

En esas circunstancias, la APDH decide poner en práctica la tarea planificada el día 8, una más de sus inocentes acciones simbólicas: arrendar un nicho en el tradicional cementerio de San Diego de la ciudad de Quito, adquirir un ataúd sin cepillar, contratar una banda popular de música para velorios y antigüas plañideras, para realizar el entierro (simbólico, no faltaba más) del Ing. Lucio Gutiérrez Borbúa, al día siguiente, esto es el jueves 22 de enero (fecha en que 4 años antes el país despertara con Noboa en palacio), y -de paso- guardar luto temporal por los sueños de cambio de todo un país, truncos por obra y gracia del inminente enterrado.

Acta Tres: del 15 al 20 de enero de 2004

Con esa tareíta en mente, miembros de la APDH inician la aventura: un grupo se dirige a reconocer el terreno, esto es el famoso cementerio de San Diego, en cuyas instalaciones ubican el nicho perfecto para la ocasión, el único que no ha sido arrendado ni comprado nunca en cien años de historia camposanta: el nicho número 13. Piden cita al administrador del cementerio, le explican que desean saber los precios de un nicho ("mil trescientos dólares, la compra; cuatrocientos y pico, el arrendamiento por cinco años", explica el señor). Le indican que desearían el Nicho No. 13, se sorprende ("es que nunca nadie ha querido ese nicho, porque trae mala suerte, pero si así lo desean, no hay problema, allá ustedes, o mejor dicho, allá el finado").

Al final le mencionan el objeto del arrendamiento: "verá señor, no es para enterrar un pariente, sino para enterrar una idea". Sorprendido, el administrador escucha la idea y concluye: "vean señores, está buenísima su idea, este es un gobierno de ultraderecha que no sirve para nada, pero como soy solo el administrador, tratándose de un asunto de esta magnitud y para evitarme líos, vayan a hablar con los Directivos de la Sociedad Funeraria Nacional, que es la empresa que autoriza el asunto".

Mientras tanto, otro equipo de la APDH se dedica a la grata tarea de visitar de todas las funerarias del centro histórico de Quito a fin de hallar la parafernalia propicia para tamaña ocasión. El ataúd más barato lo encuentran en una funeraria cercana a la calle 24 de Mayo al precio de $40 dólares, y la lápida donde deberá inscribirse el RIP del coronel, a $ 60.

Los directivos de la APDH ofician a la reconocida Sociedad Funeraria Nacional y vía correo electrónico, fax y visita, le hacen llegar la inédita cuanto mortuoria propuesta. La respuesta vuelve con días de tardanza:

"...El Directorio de la Sociedad reunido en sesión ordinaria lamenta no atender la petición porque no podemos intervenir en asuntos de carácter político...".

De allí en adelante, con el ataúd listo y la lápida adquirida, la banda popular de música mortuoria contratada y la favorable respuesta de cinco voluntarias de una organización amiga que aceptaron actuar de plañideras, la odisea debió acelerarse en todos los cementerios de la ciudad. Varios más, los regentaba la Sociedad Funeraria Nacional, motivo que impedía siquiera continuar la diligencia. Del exclusivo Monte Olivo, ni hablar, pues además de sus costos no aptos para enterrado tan barato, conocimos que gerencian hijas de un ex- presidente de la República muy conocido. Y así fueron pasando los días de enero, hasta que por fin el equipo localizó un cementerio en el popular y hermoso sector de Guápulo, a donde concurrió otra vez el equipo con el objeto de encontrar un nicho para tan ilustre enterrado. "Queridos señores, aquí no se arriendan nichos porque no es política del cementerio arrendar sino venderlos, y así es suyo para toda la vida. El precio es de 200 dólares, el más barato de todos los nichos de todos lso cementerios de la ciudad. Sólo digan que el muertito era de Guápulo y ya. Vayan a conversar con el secretario, señor x-y-z, en la iglesia del pueblo".

Sabido esto, se procede a visitar la famosa (y hermosa) iglesia de Guápulo para parlar con el secretario, a quien se le explica que hace aaaaaños vivíamos allí. Eficazmente el secretario indica que no hay problema, que ese mismo rato hace el contrato de compra-venta de uno de los nichos y que el día siguiente podemos retirar el comprobante. Cuando se le relata que no es un nicho para un pariente, sino para enterrar una idea, el secretario, asustado, dice: "¿y cuál idea?". La justicia, se le riposta, echándole el por qué, el cuándo y el cómo. "Chuta, señores, francamente es la primera vez en la historia de este cementerio que alguien quiere un nicho para esas cosas. Si es así, mejor hablen con el curita porque él es quien decide". Hablamos con el padrecito y le soltamos la idea: "no hijitos, no. Debemos inscribir el nombre del fallecido en el acta y legalmente, por lo que dice el Código Civil y todo eso, no vamos a poder registrar 'aquí yace el mentiroso'. No, hijitos, perdonen nomás".

Ya solo faltan dos días. ¿Y ahora?, se dicen los activistas de la APDH.

Acta Cuatro: Día 20 de enero del 2004

Son las 12 del día y sólo faltan 24 horas para enterrarle al que sabemos...

Se decide pedir cita a la CONAIE urgente y proponer la idea a sus dirigentes. Allá se explica: "se trata de esto...... ya tenemos todo, sólo necesitamos su autorización para abrir la tierra en tal lugar y enterrarle al que sabemos. La Bandera Ecuatoriana la abriremos el momento de concluir el acto y procederemos a entregarla a ustedes y los otros dirigentes sociales como símbolo de que la esperanza patria, que no morirá nunca, sólo la depositamos en la lucha y el futuro. Volveremos a desenterrar el ataúd y quitar la lápida cuando el verdadero mentiroso se haya ido por las buenas, o por las malas".

Humbertito Cholango, el valiente dirigente del Ecuarrunari, recientemente detenido por decirle mentiroso al mentiroso, se ríe y pone contento, "buena idea" dice, y con los activistas de la APDH -como si todos hubieran vuelto a la edad de la picardía colegial- revisa el espacito de tierra que los defensores de DDHH han ubicado para abrir el hueco mortuorio en el césped que adorna el frontis del local. "Pero habría que meter más cosas, afiches de la campaña electoral, la fea bufanda de Sociedad Patriótica,....". Claro que sí, respondemos, es buena idea, además meteríamos las caricaturas de éste publicadas en la prensa que denuncian en burla el sometimiendo del mentiroso a Febres y Bush... En fin.

Los dirigentes nacionales nos avisan que deben decidir la cosa en el colectivo. "A la tarde les damos la respuesta, nos reunimos a la 1 y discutimos el asunto...". Ya son las 2 de la tarde. No hay respuesta. Quizá decidieron bien, a lo mejor pensaron en que la opinión pública podía malentender la idea y que podría leerse que en ese ataúd no sólo enterraba a Gutiérrez, sino que también se enterraban los que un día fueron sus aliados.

Bueeeeno -se dijeron los fallidos sepultureros-: respetamos y acatamos lo que los compas hayan decidido, aunque no se sepa bien la decisión tomada.

Acta Cinco: Día 21 de enero

Quito, que durante todo este enero se mantuvo soleada y cálida, este 21 de enero de 2004 amanece gris, lluviosa, londinense. "¡Qué día más fiero, Jesús!" dicen las mamás de los guaguas, mientras los arropan para madrugar a clases. Aquel 21 de enero del 2000, el de hace 4 años, tuvo mucho sol, lo recuerdo. Este 21, siendo las dos de la tarde, mantiene un cielo nublado ("San Pedro hizo justicia: le agüó la fiesta al Acosta y sus orcos en Quito", dicen los apdh's).

Finalmente, lo que queda claro, en este día nublado, son dos cosas:

  1. Que si el cielo estuvo gris, el aire de muchas zonas de Quito estuvo rojo de llantas quemadas y hogueras encendidas, e irrespirable por la cantidad de lacrimógenas que los orcos lanzaron contra manifestantes urbanos del Frente Popular organizados en piquetes de acción relámpago, y que desde las 6 y 1/4 de la mañana en punto cortaron rutas en las vías de acceso a la capital, como en la Argentina, y bloquearon calles y avenidas de manera escalonada a lo largo y ancho de todo este feo día. En los piquetes del centro hallamos oídos receptivos: "De acuerdo, compañeros, aceptada la idea: hagamos juntos el entierro del mentiroso, ya no este 21, sino tal día y a tal hora". (Nota de la Redacción: esperamos que los lectores nos acompañen en este próximo acto de piedad cristiana).
  2. Que el "Récord Guinness" no lo establecerán los sueños de perro de la Primera Dama, interesada en "formar la cadena humana (infanto-juvenil) más grande del mundo, que vaya de Quito a la Mitad del Mundo", para intentar ganar el premio Guiness por un fajo de dólares que sirva "para ayudar en la construcción de un hospital para los más pobres", platita que el maridito que tiene, niega a los hospitales de los más pobres por cumplirle al FMI y al pago de la deuda externa, y por tratar como subversiva a la Salud Pública del Ecuador. No.

El Récord Guinness lo acaba de establecer el que sabemos, porque no hubo un sólo cementerio que quisiera cederle un nicho al mentiroso. Por algo será.

El inconcluso sueño de un país mejor, ese que no se entierra, resucitará un día no lejano, con la tempestad social que se avecina.

 

Alexis Ponce, Vocero Nacional de la APDH

 

[documentos]

#1 Solicitud de arrendamiento de un nicho

Quito, enero 15 de 2004

Señor Representante de la Sociedad Funeraria Nacional

En su despacho

Estimado señor:

Reciba un atento y cordial saludo, a la vez que nuestros deseos porque este nuevo año sea lleno de satisfacciones profesionales para su persona.

El motivo de la presente es solicitarle a usted que se digne autorizar el arrendamiento de un nicho en el cementerio antiguo de San Diego en esta nuestra ciudad de Quito, por el lapso de un año, cuya lápida sería simbólica, no con el nombre de un familiar fallecido, por ejemplo, sino para “enterrar” una idea, esto es “El sueño de un Ecuador mejor”.

Le solicito que el nicho que me arriende sea el número 13, que mediante observación y visita hecha ayer, se encuentra vacío en el cementerio antiguo de San Diego.

En caso de que el lapso de tiempo de arrendamiento del nicho no fuese posible por el año que solicito, entonces me atendría a la sugerencia del tiempo que determine.

Le quedo agradecido por su gentileza a esta petición, que tiene como objetivo invertir en un gasto para cumplir una idea simbólica, a fin de llamar a la reflexión a la ciudadanía ecuatoriana sobre valores perdidos, casi muertos, en nuestro país, parecer que sin duda será compartido por ciudadanos de su valer.

Atentamente,

Alexis Ponce, Vocero nacional APDH

#2 Respuesta de la Sociedad Funeraria Nacional

2004-12-037-SFN

Quito, a 19 de enero de 2004

Señor Alexis Ponce

Vocero Nacional de los DDHH

De mis consideraciones:

Por medio de la presente me permito comunicar a usted que el Directorio de la Sociedad en sesión ordinaria de 15 de los corrientes, conoció la comunicación de la misma fecha en la que solicita el arrendamiento de un nicho (para cadáver) en el cementerio de San Diego, por el lapso de un año, cuya lápida sería simbólica, no con el nombre de un familiar fallecido, sino para enterrar una idea: "El sueño de un Ecuador mejor".

Al respecto, el organismo directivo lamenta no poder atender la petición, toda vez que el Estatuto vigente de la Institución, en el Art. 6, señala que la Sociedad no podrá intervenir en asuntos de carácter político o religioso.

Sírvase aceptar nuestros sentimientos de distinguida consideración.

Atentamente,

 

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