El Tratado de Libre Comercio (TLC)

Colectivo Pro Derechos Humanos (PRODH del Ecuador)

Quito, 22 de mayo de 2004

 

Uno de los objetivos del gobierno de los Estados Unidos ha sido el lograr una gran zona de libre comercio en todo el continente americano, el llamado ALCA. Este acuerdo aseguraría el acceso de gran cantidad de productos estadounidenses a los mercados latinoamericanos sin aranceles ni trabas proteccionistas. Sin embargo, los gobiernos de ciertos países como Argentina y Brasil y el mismo bloque del MERCOSUR han mostrado su desconfianza ante este acuerdo y han expresado sus reparos. Por esta razón, la puesta en vigencia del ALCA está hoy por hoy, cuando menos detenida.

Ante esta perspectiva, el gobierno norteamericano decidió unilateralmente alcanzar tratados de libre comercio con varios países latinoamericanos. Hace diez años, México firmó junto con EEUU y Canadá el Tratado Norteamericano de Libre Comercio (NAFTA). Al cabo de este tiempo, la agricultura mexicana ha llegado al borde del colapso, debido a la invasión de productos agrícolas estadounidenses, baratos a fuerza de multimillonarias subvenciones. El maíz y el fréjol son y han sido desde la época precolombina la base de la alimentación del pueblo mexicano. Sin embargo, gracias al NAFTA, hoy en día más del 70% del maíz que se consume en México proviene de los Estados Unidos.

Cuando el Ecuador está iniciando el proceso de negociación de un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, nos preguntamos: ¿por qué la agricultura del Ecuador debería tener un mejor destino que la de México? ¿Qué impedirá que los productos agrícolas y ganaderos norteamericanos invadan nuestro país y lleven a la quiebra a los pequeños y medianos agro productores nacionales como lo hicieron en México?

Se entiende que los Estados Unidos es el país más poderoso del mundo y con gran capacidad de presión sobre países como el nuestro para imponer las reglas del juego. Sin embargo, Chile se preparó 10 años antes de firmar un tratado de libre comercio con EEUU, estudiando muy bien en que podría beneficiarse su economía y cómo ser perjudicada lo menos posible por tal acuerdo. Colombia viene preparándose desde hace tres años. El Ecuador desde hace apenas unos meses y sin realizar una mínima evaluación de los pro y contra del tratado y de sus consecuencias.

Con esto, el gobierno de Gutiérrez demuestra una vez más su ineptitud e indolencia ante los problemas del país. El jefe negociador, Mauricio Yépez, renunció al cargo cuatro días antes de iniciarse le negociación. Es sabido que mantenía serias diferencias con la otra negociadora, la ministra Ivonne Baki.

La ministra Baki habla de las grandes oportunidades que traería el TLC para el país y está convencida que lo que le conviene a los Estados Unidos también le conviene al Ecuador. Pero ¿qué credibilidad, qué voluntad de defender los intereses del Ecuador puede tener este señora que ha servido por igual a los gobiernos de Mahuad, Noboa y Gutiérrez? y que desde hace años se codea con los círculos influyentes de Washington?

Aunque los negociadores de Perú, Colombia y Ecuador se encuentran juntos en Cartagena, en lo fundamental no habrá una negociación como bloque, lo que les permitiría negociar en términos más convenientes para los países andinos. Básicamente, habrá acuerdos bilaterales.

De nada valdrán acusaciones ni protestas una vez suscrito el tratado. Será un documento legal ante el cual los legisladores no podrán chistar, ni los trabajadores reclamar cuando las leyes internas se adapten al tratado.

 

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prodhecu@andinanet.net

 

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